Las remarcaciones en las góndolas fueron una constante en 2018, pero lo que pasó los últimos días con los lácteos fue por demás llamativo. Cualquiera que recorre los supermercados de forma casi diaria notó que las variaciones de precios fueron bruscas y abruptas, superando incluso la situación de la carne, que subió a lo largo del primer trimestre un 32,5%.
Los aumentos que sufrieron los productos lácteos llegan hasta el 40% en apenas 15 días y, en promedio, subieron entre un 15% y un 20%, de acuerdo a un relevamiento que constató los incrementos entre los primeros días de marzo y los primeros de abril de acuerdo a la lista de precios de una importante cadena de supermercados.
Las cifras fueron ratificadas por el sector a este portal, quienes remarcaron que los mayores retoques de precios se dieron a partir de la segunda quincena de marzo.
Al tope de las alzas se encuentran la manteca de una segunda marca que subió 35,4%, el yogur bebible también de una segunda marca (39,2%) y los quesos, que subieron entorno al 20%, pero en algunos casos como el de máquina llegan al 30,6%. El kilo del cremoso, que junto con el fileteado es el más consumido por los argentinos, no baja de los $340.
La leche, en tanto, trepó un 8% pero el litro de una primera línea ya sale más caro que la nafta: $42,67. A fines de marzo costaba $39,50. Con la última suba de los combustibles, el litro de la Súper en YPF cuesta $40,43.
Las explicaciones del sector
Faltante de leche estacional y mayor exportación ante la dificultad de conseguir financiamiento local a una tasa razonable. Así resumieron los tamberos consultados por minutouno.com las razones de la desbandada de los precios.
“En los momentos de alta demanda, los precios suben rápido, pero lo que ocurrió en los últimos días es un alza poco pensada. De los $8,50 que le costaba la leche al tambero en noviembre pasado se fue hoy a 12,50. Casi 50% de aumento”, cuenta Javier Baudino, de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lecheras y recuerda un clásico: “Al subir la materia prima tan fuerte y tan rápido, se traslada automáticamente a góndola, ahora cuando baja, nunca baja en los supermercados”.
El faltante de leche se explica por varias cuestiones. Una es la estacional: en el verano cae entre un 25% y un 30% la producción porque descansan a las vacas para que estén en condiciones durante el momento de parir, que arranca en abril.