La consecuencia más relevante de la obra de remodelación de la guardia del Hospital Cullen es que los más de 4.500 pacientes que todos los meses son atendidos en el servicio, el más importante del centro norte de la provincia, comenzarán a ser atendidos con una nueva metodología que se denomina triaje (del francés triage).
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La gran novedad es que se termina el orden de llegada. Cuando un paciente ingresa al hospital, un equipo especializado determinará la gravedad de cada caso y serán clasificados en una escala de cinco colores: rojo (el más urgente), anaranjado, amarillo, verde y azul. El 70% de las personas que vienen a la guardia llegan por sus propios medios y el 30% en ambulancia (infartos, víctimas de accidentes de tránsito y heridos en hechos policiales).
Entre otras mejoras, ahora la sala de observación cuenta con diez camas (antes tenía cinco), hay un quirófano para suturas, tres consultorios más (además del de triaje), una moderna sala de enfermería y el shock room, el área crítica de la guardia. Otro punto importante es que la guardia está integrada, en un bloque, con las unidades de terapia intensiva y coronarias. Además, el servicio cuenta con un área para tratar los residuos patológicos y un sector para higienizar a los pacientes.