Una epidemia global de peste porcina africana (inocua para los humanos pero fatal para los animales) presente en varios continentes preocupa a productores de todo el mundo, especialmente al mayor del planeta: China.
Según los expertos, pese a los esfuerzos del Gobierno del país asiático, el brote ya afecta a todas menos una de las provincias chinas, y en algunas de ellas está provocando un recorte drástico de las cabañas.
La perspectiva de que China precisará más producto importado está elevando la cotización de los futuros de la carne de cerdo, que crecieron más del 50% desde inicio de año. Es la materia prima cuyo precio se ha elevado más en 2019, publicó el diario español El País.
La epidemia de peste porcina es global: Vietnam (también un gran consumidor de cerdo), Camboya y Mongolia están entre los afectados en Asia Oriental, mientras que la FAO teme la expansión de la epidemia en Europa oriental desde Bulgaria, Hungría y Rumania hacia los Balcanes, debido a la importante población de jabalíes de la zona.
El banco holandés Rabobank ha estimado que, solo en el país asiático, entre 150 y 200 millones de animales van a tener que ser sacrificados. Esto podría provocar una caída de la producción de hasta un 30% en 2019, según comentó a Reuters su analista Justin Sherrard.
Por la peste porcina en China, se disparó la cotización de la carne de cerdo. Los futuros aumentaron casi el 50% en lo que va del año en la Bolsa de Materias Primas de Chicago (CME) hasta alcanzar los US$ 0,90 por libra, lo que la convierte en la segunda materia prima más alcista en 2019.
Aunque la cotización del porcino es muy estacional y se eleva especialmente en la primavera del hemisferio norte (entre abril y junio), son las cotizaciones más altas desde 2014, cuando otra epidemia, de diarrea porcina en Estados Unidos, provocó un descenso de la producción norteamericana.
China es el mayor productor de carne de cerdo del planeta: con 54 millones de toneladas representan 47% del total global. “Pero, además, no es autosuficiente”, explicó Daniel de Miguel, responsable del área internacional de la interprofesional del cerdo blanco Interporc. “Si China solo puede abastecer el 97% de su demanda, ese 3% restante es una barbaridad”.
Esto se debe al inmenso apetito por el cochino de las familias del país asiático: con un consumo de algo más de 30 kilogramos por persona y año, está muy cerca de la media de la UE, de 32 kilos.
Y, lo que es más importante, es el producto cárnico animal que más consumen con mucha diferencia: casi tres veces más que la carne de ave y más de 10 veces que el bovino. Llevar cerdo a la mesa se ha convertido en un símbolo del ascenso de las clases medias chinas, y es hoy una parte fundamental de la cesta de la compra.
Aprovechando la oportunidad
La reducción sustancial de la producción de cerdos en China -producto de la difusión generalizada de la fiebre porcina africana- combinada con un crecimiento del consumo en Japón y México (los tres principales importadores del producto a nivel mundial) contribuirán este año a consolidar el negocio de la exportación de carne porcina.
Un informe publicado por Rabobank indicó que este año se espera una reducción de 25% a 35% de la producción de carne porcina en China debido al impacto de la fiebre porcina africana, una enfermedad hemorrágica altamente contagiosa con capacidad para liquidar hasta el 100% de los planteles de cerdos afectados en unos pocos días.
La cuestión es que ese hecho inesperado se presenta cuando en Japón, según proyecciones del Usda, este año se prevé una importación de carne porcina de 1,52 millones de toneladas peso carcasa (versus 1,48 millones en 2018) y en México de 1,23 millones de toneladas (1,18 millones).
Frente a la posibilidad de que China deba realizar importaciones masivas de carne porcina para asegurar el abastecimiento interno del producto básico, en estos días se está iniciando una suerte de carrera entre los principales exportadores mundiales para aprovechar esa oportunidad. Argentina, lamentablemente, no cuenta habilitación sanitaria por parte de las autoridades regulatorias chinas para poder ingresar carne porcina a ese mercado. Aunque el tema está en la agenda de negociaciones comerciales bilaterales.
El titular de Agroindustria de la Argentina, Luis Miguel Etchevehere, viajó a China para encarar gestiones destinada a la habilitación de exportaciones locales a aquel país. Al respecto, Carlos Ingino, productor santafesino de cerdos, admitió ante una consulta de El Litoral, que “es una buena noticia para el sector porcino en general” y “en el caso de nuestro país, porque se frenarán importaciones ya que los grandes exportadores tendrán su mira puesta en China. Tendremos un fuerte ascenso de los precios internacionales”, aseguró.
El año pasado China exportó según estimaciones del Usda unas 200.000 de toneladas peso carcasa de carne porcina a otras naciones asiáticas, aunque, debido a la gravedad del brote de fiebre porcina africana, la semana pasada anunció la suspensión de tales envíos hasta nuevo aviso.
Advertencia descuidada
En unas pocas semanas la difusión generalizada de la fiebre porcina africana en China una enfermedad hemorrágica altamente contagiosa con capacidad para liquidar hasta el 100% de los planteles de cerdos afectados cambió la dinámica del comercial agroindustrial a nivel global. Pero el desastre biológico, productivo y económico no es una novedad para los técnicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que casi un año atrás alertaron sobre el riesgo potencial que presentaba la enfermedad.
Los primeros focos asiáticos de la fiebre porcina africana fueron detectados en 2017 en la zona rusa de Siberia. La enfermedad llegó a territorio chino en agosto del año pasado y desde entonces comenzó a expandirse por la mayor parte tanto de esa nación como de Vietnam y Camboya (incluso esta semana se detectó en la isla china de Hainan que inicialmente se consideraba como una barrera natural contra la enfermedad).
“Lamentablemente, lo que estamos viendo es sólo la punta del iceberg”, dijo a comienzos de septiembre de 2018 Juan Lubroth, director de Sanidad Animal de la FAO, durante un evento realizado en Bangkok (Tailandia).