Cristian Rivero, tiene 42 años, pesa 300 kilos y padece obesidad mórbida. Sus médicos recomendaron trasladarlo a la prestigiosa institución pero su obra social no puede cubrir el tratamiento.
El calvario de Rivero es concecuencia de una depresión que comenzó hace diez años, cuyo disparador fue la muerte de una hija. Desde ese momento empezó a desahogarse con la comida, de a poco empezó a aislarse hasta llegar a perder su trabajo.
Hoy su principal preocupación es recuperarse, pero para esto debe internarse en la clínica del reconocido especialista Alberto Cormillot en Buenos Aires.
“Estoy buscando internarme porque me siento mal. En mi pueblo nadie puede hacer nada, en el hospital ni siquiera hay silla de ruedas o una balanza. No pueden hacer nada”, relata Rivero. A pesar de que sus médicos recomendaron y aprobaron el tratamiento, la obra social que posee no puede hacerse cargo.
“Llegue a pesar 320 kilos, no puedo ni siquiera trabajar”, relató. Impedido de salir de su vivienda, se mantiene con los escasos ingresos que tiene. La dieta que le prescribieron tiene un costo de $3.000 por semana, pero no la puede cumplir. “Como lo que puedo. Trato de mantenerme para poder llegar a caminar lo poco que puedo, higienizarme en la medida que puedo. Me ayudan para bañarme”, cuenta el hombre que años atrás pesaba unos 100 kilos promedio.
El pedido de Rivero se basa en el hecho de que la clínica que se encuentra en Buenos Aires es la única que puede atender su caso. “Averiguamos en Santa Fe pero atienden a personas con un sobrepeso menor a los 242 kilos”, agrega. El tratamiento que necesita hacer este hombre llevaría entre los ocho a 10 meses.