Alrededor de 100.000 animales marinos como tortugas, pingüinos, ballenas, focas, peces mueren anualmente tras la ingesta de bolsas de polietileno u otros objetos plásticos que flotan en los mares y océanos. Lo más dramático es que una vez que la víctima muere y se descompone, el plástico no se degrada y vuelve a ser un elemento mortal para otros animales. Por caso, una botella de plástico puede durar hasta 450 años.
Con el objetivo de concientizar y crear hábitos responsables, la Fundación Mundo Marino divulgó un video y un galería de fotos de una tortuga marina que se salvó de milagro y mostró todos los desechos que sacaron de su organismo.
El hecho ocurrió el pasado 30 de abril, cuando un pescador artesanal halló una tortuga verde de la especie Chelonia mydas atrapada en sus redes en San Clemente del Tuyú y dio aviso a la Fundación.
Una vez que el reptil eliminó por completo los residuos de su cuerpo, se le tomó una placa radiográfica y se comprobó que ya no le quedaban cuerpos extraños en su organismo.
“Es muy preocupante encontrar basura de este tipo dentro del sistema digestivo de una tortuga marina. Hay que tener en cuenta que la acumulación de basura le genera una sensación de falsa saciedad que va disminuyendo la ingesta de alimento por parte de estos reptiles. Esto, claramente, las va debilitando y puede condicionar su supervivencia”, explica Juan Pablo Loureiro, médico veterinario del Parque Educativo Mundo Marino.
Una vez repuesta, la tortuga pudo regresar exitosamente al mar durante la mañana del domingo 6 de mayo.
En lo que va del año, 24 tortugas pudieron ser rehabilitadas y reinsertadas, de las cuales 11 de ellas (más del 45 por ciento) defecaron algún tipo de plástico.
Una de las acciones que realiza la Fundación Mundo Marino, que es miembro fundador del Programa Regional de Investigación y Conservación de Tortugas Marinas de Argentina (PRICTMA), es el monitoreo satelital de tortugas marinas para contribuir a su conservación.
“La ingesta de gran cantidad de plástico genera una cantidad de gases en el tracto digestivo del animal que pueden afectar su capacidad de buceo, de buscar alimento y de escapar de predadores“, remarcó Victoria González Carman, investigadora del CONICET, del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC), del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) e integrante de PRICTMA.