Murió en 1981 y un año después le pusieron su apellido al trastorno. Revisionistas sostienen que fue partícipe de un programa de eutanasia infantil.
Hans Asperger murió en 1980 y la psiquiatra británica Lorna Wing quien le puso su apellido a esa variante del trastorno autista un año después. En los últimos días se descubrió que el pediatra participó en eutanasias infantiles y otras aberraciones del nazismo en 1944.
Asperger legitimó públicamente las políticas de higiene racial, incluidas las esterilizaciones forzadas y, en varias ocasiones, cooperó activamente con el programa de ‘eutanasia’ infantil”, afirmó el historiador médico Herwig Czech.
“El lenguaje que empleó para diagnosticar a sus pacientes fue notablemente duro, incluso en comparación con las evaluaciones escritas por el personal de la notoria institución de ‘eutanasia’ Spiegelgrund de Viena, desmintiendo la idea de que trató de proteger a los niños bajo su cuidado embelleciendo sus diagnósticos”, explicó.
También Asperger seleccionó a niños con enfermedades mentales que iban a ser enviados a Spiegelgrund, una clínica donde 789 pacientes fueron asesinados bajo el programa de eutanasia infantil del nazismo.
Uno de los casos que expone Czech en su estudio es el de Herta Schreiber, una niña de 2 años con encefalitis. Asperger atiende a la niña dos meses antes de su cumpleaños y la diagnosticó como “trastorno severo de la personalidad: Retraso motor más severo; idiotez eléstica; convulsiones”.
“En casa, la niña debe ser una carga insoportable para la madre, que debe cuidar a cinco niños sanos. El ingreso permanente en Spiegelgrund parece absolutamente necesario”, concluyó el diagnóstico del pediatra. La niña fue admitida en la clínica y tres meses más tarde de su ingreso, Hera murió de neumonía, como casi todos los niños de Spiegelgrund.
Cuando la noticia de estas nuevas pruebas tomaron fuerza en los medios, tanto pacientes como profesionales salieron a criticar o defender al pediatra austríaco. “Prácticamente todos los médicos en Alemania en aquella época eran miembros del partido Nazi, y casi no había oposición a los programas de eutanasia para los enfermos mentales o discapacitados”, afirmó el profesional canadiense, Anthony Bailey.
Sin embargo, el realizador del informe discrepa completamente con aquellos que justifican el accionar de Asperger, ya que sostiene que la eutanasia era algo ilegal incluso en la Alemania nazi.