Nicolás Altamirano tenía 13 años. Desde hace dos meses se encontraba internado en el hospital Garrahan de Buenos Aires a la espera de un corazón que le salve la vida.
Estaba en emergencia nacional del INCUCAI, primero en la lista de espera, debido a la gravedad de su estado que se fue complicando y finalmente, pese al esfuerzo de los médicos y la “garra” que puso el adolescente estos meses, falleció en horas de la tarde de este miércoles.
Este lunes, en la página de Facebook “Un corazón para Nico” habían publicado que el estado de salud era muy crítico ya que el domingo había comenzado con una falla en los riñones.
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Nicolás, que vivía en la localidad santafesina de Sauce Viejo, había sido operado pero su corazón dejó de latir en la intervención. Después de esa cirugía los médicos le dieron cinco días para que su corazón funcione, pero no sucedió: dejó de latir de forma natural y a partir de ese momento su vida dependió de una máquina ECMO.
Como lo indican sus siglas en inglés, ECMo significa “oxigenación por membrana extracorpórea”. Este dispositivo posibilita la oxigenación y sirve de soporte temporario y artificial del sistema respiratorio y/o cardiovascular. Se utiliza en el tratamiento de fallas cardiopulmonares e incluso es fundamental para algunos trasplantes, como el caso de este adolescente de Sauce Viejo.