Tras seis meses en los que hubo resistencia de sectores internos dentro de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), finalmente los móviles y los operarios de la compañía ya están conectados y monitoreados con equipos de GPS.
La llamada georreferenciación le permitirá a la empresa saber con exactitud dónde están las cuadrillas y despachar servicios de modo más eficiente de acuerdo a la proximidad de cada uno con la falla que se presente.
Para ello, se los va a integrar con una plataforma de atención de reclamos que posibilitará asignar mejor los vehículos de reparación a los lugares afectados por un corte.
La decisión de controlar mejor a las cuadrillas surgió tras el escándalo de la “EPE paralela”, una investigación judicial a través de la que fueron imputados cinco empleados infieles de la empresa que componían una organización delictiva de nueve personas abocadas a defraudar a la firma, ocasionarle un perjuicio y obtener dividendos.
En la pesquisa se pudo establecer que se ofrecían de 5 a 24 mil pesos de “inscripción” para permitirles a los comercios beneficiados entrar en la maniobra. Luego se recaudaban aportes mensuales por haber “tocado” los medidores y consumos de los “clientes”.
Además de los empleados infieles, hubo dos ex agentes y otros integrantes de esta asociación, pero también varios negocios (supermercados chinos, un frigorífico avícola, un salón de fiestas y zapaterías) y particulares, que fueron la otra parte del ilícito. Una operatoria que se remontaría a al menos 2012 y que incluía cableados subterráneos irregulares de altísima peligrosidad.
Los empleados acusados de haber cometido una estafa agravada con conexiones ilegales fueron apartados de sus funciones (uno de ellos ya estaba involucrado en otra causa por el megarobo de cables en la estación Rosario Sur).
La investigación comenzó en mayo a partir de una denuncia anónima que llegó al directorio de la EPE y que el propio titular de la compañía, Maximiliano Neri, decidió a impulsar y llevar a la Justicia. En este escenario de tembladeral interno, el funcionario admitió que hubo resistencia y obstáculos para viabilizar sus decisiones. Una de ellas refiere al seguimiento de los móviles y cuadrillas en la vía pública.
“Tenemos handies con rastreo satelital, pero estaban desactivadon. Les voy a poner el sistema y aplicación móvil para atender los reclamos”, había prometido Neri en noviembre. Pero no pudo cumplirlo en forma inmediata, los aparatos delatan los movimientos de los vehículos y si concurren a lugares donde se requiere algún trabajo.
Seis meses después todas las comunicaciones de despachos de servicios a través de las cuadrillas ya están enlazadas por GPS.