Un ingeniero mecánico actuó como perito de parte y profundizó sobre la explosión, sus consecuencias, la operatividad de la válvula y la obstrucción del servicio en el edificio para que pudieran entrar los rescatistas.
En el juicio por la explosión e incendio del edificio de calle Salta 2141 que dejó 22 muertos, unos 60 heridos e innumerables daños materiales declaró un perito de parte quien hizo algunas observaciones en dos de las pericias técnicas realizadas sobre el regulador y el resto de los implementos que estaban en el gabinete del edificio. El técnico participó en dos de las pericias, la que se realizó en Mar del Plata y la última que se produjo en Córdoba. En su declaración dijo que se verificó que la válvula estaba abierta y que el mecanismo de cierre no estaba operable . Agregó que la rehabilitación no se hizo en forma correcta y que había una sola máquina para obstruir los caños para cortar el suministro y debieron hacerse dos, uno en calle Balcarce y otro en Oroño para aislar el ramal lo que llevó más de 2.40 horas.
Gabriel Omar es ingeniero mecánico, tiene 67 años y participó como perito de parte de una de las querellas que no continuó en la causa y en la pericia que se realizó en Córdoba participó como perito de la Fiscalía. El ingeniero realizó un informe con observaciones sobre el documento presentado por los peritos oficiales, sobre la operatividad o no de la válvula, los procedimientos y las medidas de seguridad que se tomaron o no en el caso. Explicó que una válvula de tapón lubricado no es de regulación, sino que abre o cierra el flujo y se opera con un cuarto de vuelta de la llave de corte. Dijo que el único autorizado para abrir y cerrar la válvula es la distribuidora.
Contó que el motivo por el que puede haber estado dura es por la escasa lubricación. Agregó que la labor del gasista Allala fue cambiar tres piezas porque había una pérdida que detecto el inspector de Litoral Gas. Dijo que antes de habilitar, el procedimiento es cerrar todo el consumo y en el caso de varias unidades habitacionales, bloquear antes los medidores de flujo y luego de comprobar que no hay pérdida, habilitar departamento por departamento y constatar que no haya fuga.
La válvula
Durante la pericia “se verificó que estaba abierta la válvula”, dijo. Trataron de operarla y no recordaba que se haya podido terminar de cerrar. “Mi conclusión es que no estaba operable”, si tiene que utilizar una herramienta para cerrarla .
El fiscal Miguel Moreno le preguntó sobre una observación que hizo respecto a la lubricación de la pieza. La empresa afirmó que el 25 de julio lubricó la válvula y la misma siguió operativa. El perito dijo que si bien es cierto que se intentó lubricar ese día no es cierto que la válvula siguió operativa y para llegar a esa conclusión se basó en el esfuerzo que se tuvo que hacer durante la pericia para poder cerrarla. Además citó un testimonio que aseguró que el 25 de julio dos operarios de la prestataria debieron utilizar un caño y hacer fuerza para operarla. En cuanto a quién es el encargado de la rehabilitación dijo que ambos. El matriculado porque la empresa no hace el control departamento por departamento, pero si se hace en su presencia y el procedimiento de rehabilitación no se hizo en forma correcta.
La obstrucción
El profesional dijo que para cortar el flujo de gas hubo que hacer una obstrucción en calle Balcarce y otra en calle Oroño, lo que llevó 2.45, según supo. Dijo que durante la pericia la discusión de si ese tiempo fue razonable o no, no tenía sentido “porque las 22 víctimas ya estaban”. Para el perito el tema estuvo en la forma de ir a interrumpir el servicio. No había válvulas seccionadoras o sectoriales en la zona entonces hay que construir una válvula en cada esquina para aislar el ramal. A lo que sumó que debieron hacer una a la vez porque la prestataria contaba con una sola máquina para hacerlo.
La pericia realizada en Córdoba dijo que no hay parámetros prefijados ni tiempo establecidos para hacer la interrupción del gas interviniendo en una cañería de acero. Y agregó que tomando en cuenta la situación y las herramientas fueron ejecutados en el menor tiempo posible. A lo que sumó que la empresa “debió contar con un mínimo de dos máquinas sabiendo que para resolver la fuga debía hacer dos obturaciones para aislar el caño”.
Pero el perito hizo una observación a esta conclusión y agregó que la respuesta limita la previsibilidad a las dos máquinas y la solución está muy lejos de la previsibilidad manifestada. Si la válvula sectorial existe se lo opera y ya está, lo otro es construir una válvula donde no existe, aseguró. En cuanto a los costos que implican un tendido de distribución con válvulas de corte dijo que es más barato no tener válvulas.
Más adelante y ante una pregunta de la defensa de los empleados de Litoral Gas respecto a una reglamentación que obligue a la colocación de válvulas sectoriales, dijo que no hay pero que en otras partes del mundo se usa, incluso acá se usaba cuando la empresa era estatal.
También se refirió a los protocolos de actuación y como ellos disminuyen los riesgos y dijo que solicitó la información a la prestataria y no se lo brindaron por lo que no le consta que existan. En cuanto a un formulario que debe suscribir el matriculado para realizar un trabajo dijo que se podría tomar como un deslinde de responsabilidad de la prestataria
Baja presión
En cuanto a la denuncia por falta de presión dijo que una fuga tiene que ser muy grande para que disminuya la presión y en el caso de encontrar pérdidas, la reparación de esa pérdida no tiene que ver con la disminución de presión. El problema no se soluciona, explicó.
A lo que sumó que la configuración del edificio hizo mucho más trágico el hecho. Si la estación reguladora hubiera estado paralela a la línea de edificación hubiera sido menos gravosa, dijo. Explicó que un flujo importantísimo de gas migró hacia la torre central que explotó y la fuente de ignición pudo ser un conector del ascensor, una llave de luz, no está determinado y esa fue la causa de la explosión.