Ex vicepresidente, falleció a los 67 años de edad.
Un final producto de un ictus cerebral que sufrió el miércoles pasado, al regresar de dar clase en la universidad. Alejado de la política, había vuelto a la química, su otra pasión, esta vez como docente.
Culto, inteligente, irónico y con aire maquiavélico por momentos, fue figura clave del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de sus gobiernos.
Fue ministro con el expresidente Felipe González y vicepresidente con José Luis Rodríguez Zapatero, posición con la que llegó a conocer muy bien a la Argentina.
En España se lo recuerda especialmente por haber sido uno de los hombres que trabajó para el final de la banda terrorista ETA y que anunció su final en 2011. Una responsabilidad de la que sentía especialmente orgulloso. Algo de lo que hablaba, sin embargo, con el lamento de que ese final no haya llegado “mucho antes” y no luego de décadas de aterrar y sembrar sangre en la sociedad española.
Socialista, pero hombre de Estado, tuvo relaciones y vínculos con figuras de todas las corrientes. Lo unía una gran amistad con el expresidente conservador Mariano Rajoy.
Casado, sin hijos, la política era su pasión. Se alejo públicamente de ella y del Congreso de los Diputados luego de la debacle socialista tras el final de la presidencia de Rodríguez Zapatero. Sus restos serán velados en el Congreso de los Diputados.