Los excrementos de las palomas generan un olor nauseabundo que, al decir de los vecinos, “pareciera vino para quedarse”.
Muchos pensaron que podía ser algo de algunos días, sin embargo el hedor permanece e invade las viviendas y los comercios cercano al lugar.
Curiosamente, la mayor presencia de las defecaciones se presentan en una de las esquinas de la plaza, la que forma Santiago del Estero y 4 de Enero.
La solución que encontraron desde la municipalidad de Santa Fe fue podar los árboles y dejarlos “desnutridos”. De esta manera las ramas que tienen las palomas, golondrinas y pájaros para posarse en mucho menor y en efecto la superficie defecada disminuye de manera considerable.
Mirá como quedaron los árboles: