Se llama síndrome de disforia poscoital y lo padecen hombres y mujeres en todo el mundo. Qué lo provoco y cómo se combate.
Las relaciones sexuales consensuadas son motivo de placer y distención dentro de la pareja. Cuando mejor es el ánimo, mejores son los resultados de los encuentros sexuales.
Sin embargo, existen personas que luego de consumar el acto se sienten tristes y aunque parezca un simple cambio de humor se trata de algo mucho más complejo.
Se trata del síndrome llamado disforia poscoital y las personas que lo padecen experimentan sensaciones de tristeza, vergüenza y ansiedad.
Según una investigación publicada en el International Journal of Sexual Health,durante el sexo varios neurotransmisores trabajan en conjunto: la dopamina, conocida como la hormona del placer; las endorfinas, asociadas con la felicidad, y la oxitocina u hormona del amor.
Estas sustancias se disparan y provocan una sensación de placer extremo y cuando regresan a su nivel normal, es posible que algunas personas experimenten sensaciones de angustia o tristeza.
“Durante el orgasmo hay un fuerte descenso de la actividad en la amígdala, región del cerebro que participa en el procesamiento de estímulos como el miedo. Por lo tanto, además de causar placer, el sexo reduce la ansiedad y el temor. Sin embargo, después del acto, algunas personas pueden experimentar un repunte radical de estas emociones”, explicó Richard A. Friedman, director de la clínica psicofarmacológica del Weill Cornell Medical College.
También pueden tener incidencia otros factores como la crianza, la religión e influencias culturales o incluso puede suceder por frustración en cuanto al rendimiento sexual.
Según explicó el especialista Juan Yesnik a la revista Ohlala, el cansancio, el estrés, las fantasías que no se concretan, los miedos o trastornos sexuales, auto exigencias, pretensiones con la pareja sexual, las presiones de “un buen rendimiento” y la baja autoestima también pueden ocasionar DPC.
No obstante, en un estudio publicado en el New York Timas, los investigadores de la Universidad de Harvard Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert aseguraron que la manera de sentir felicidad después del sexo es estar concentrado en el acto sexual, conectado con la pareja y lo que se está viviendo y disfrutando del placer que genera.
Aunque, si estas sensaciones prevalen lo mejor es buscar ayuda psicológica o de un terapeuta sexual.