WhatsApp, la aplicación de mensajería propiedad de Facebook y que tiene la privacidad de su sistema de encriptado (cifrado) como principal reclamo, ha reconocido haber sufrido un ataque informático que, sin intervención del usuario, ha permitido el acceso a los datos a través de un programa espía. La compañía ha reconocido la vulnerabilidad detectada y ha pedido a los 1.500 millones de clientes que actualicen la aplicación para evitarlo.
Facebook ha comunicado que desconoce cuántos usuarios se han podido ver afectados, pero ha afirmado que no se trata de un ataque masivo sino selectivo, ya que los usuarios afectados son organizaciones de derechos humanos, abogados y periodistas, entre otros colectivos.
El ataque se ha producido mediante un programa similar al desarrollado por el grupo NSO y actuaba mediante una llamada de WhatsApp al teléfono de las víctimas, que ni siquiera tenían que responder para que el programa entrara en funcionamiento. De hecho, el número del emisor desaparecía de las notificaciones de llamadas perdidas.
“Este ataque tiene todos los distintivos de una compañía privada conocida por trabajar con Gobiernos para infectar con programas espías que toman el control de las funciones de los sistemas operativos de los móviles”, admitió Facebook al periódico que adelantó la noticia.
“Bajo ninguna circunstancia, NSO ha estado involucrada en la operación [ataque] ni en la identificación de objetivos. Nuestra tecnología solo opera con agencias de inteligencia y legales. NSO ni usaría ni podría usar su tecnología para apuntar a persona u organización alguna”, ha replicado la empresa señalada por la similitud de su programa con el detectado.
Solución
WhatsApp ha comunicado el ataque a los usuarios afectados de forma individual, a las empresas de seguridad con las que colabora y al Gobierno norteamericano. Además, ha desarrollado un parche que soluciona la brecha tanto en los sistemas operativos de Android como de IOS y lo ha puesto a disposición de todos los clientes para que actualicen el programa.
El ataque cuestiona una de las banderas de WhatsApp, que asegura que la “privacidad y la seguridad están en su ADN”. Según la compañía, la plataforma de mensajes está construida con un sistema criptográfico que hace que toda la información compartida solo sea visible por el emisor y el receptor o destinatarios, en caso de grupos. “Sus mensajes, fotos, vídeos, mensajes de voz, documentos y llamadas están a salvo de caer en malas manos”, afirma la empresa.
Sin embargo, el ataque sufrido pone en duda esta premisa. El código malicioso detectado es capaz de acceder a las conversaciones encriptadas, a los datos de contacto, a las imágenes y cualquier información del teléfono.