Hilda y Hugo fueron dejados en la puerta de un restaurante con un par de bolsas y 500 pesos. Estuvieron más de 7 horas dentro del local hasta que finalmente fueron llevados a una comisaría. Pasaron 15 días y todo empeoró.
Pasaron más de 15 días desde que Hilda (89) y Hugo (92) fueron abandonados en la puerta de un bar del centro de Rosario por su propio hijo. Aquel día, la pareja de ancianos estuvo dentro del local por más de siete horas esperando que los fueran a buscar. Sin embargo, ese momento nunca llegó y los jubilados tuvieron que ser llevados hasta una comisaría, donde finalmente fueron rescatados por Raúl González, su otro hijo. Todo parecía que había concluido de la mejor manera posible. Sin embargo, a más de dos semanas, el drama parece que está muy lejos de tener un final y la situación cada vez se complica más.
Después de instalarse en la casa de Raúl y de que el foco de atención ya no se centraba en ellos, llegó “el día después”. Y no fue fácil. Según relató el hombre, “el hacinamiento se hace cada vez más difícil”, pues en la casa viven hoy seis personas: Raúl, su esposa, sus dos hijos y ahora sus padres. Y el espacio es muy reducido. Se trata de una pequeña vivienda de dos habitaciones, un pequeño living, una cocina, un baño y un patio.
“Tuve que darles mi habitación a mis viejos. Son dos personas grandes que necesitan su espacio. Con mi mujer dormimos en el living. Tengo dos hijos grandes que hoy no pueden hacer su vida. Sus amigos hoy no pueden venir a casa. Se trastornó todo y tenemos poco espacio. Pero lo peor de todo es que no me alcanza para nada la plata. Yo soy la única fuente de ingreso de este hogar y ahora son dos bocas más para darles de comer. Mi hijo se quedó sin trabajo y hoy está changueando“, contó Raúl.
El hombre es un empleado municipal, monotributista, que apenas vive con lo justo. Hoy -comentó- apenas les alcanza “para comer polenta”. “Si antes ya estábamos ajustando, hoy estamos peor”, lamentó.