El especialista en cronobiología Diego Golombek explicó por qué los argentinos dormimos mal y cuáles son los efectos que provoca este problema en el organismo
El trabajo, los chicos, el estudio, un hobby, una actividad física, preparar la comida, salir con amigos. Todas estas acciones podrían describir una rutina diaria de cualquier persona. Sin embargo, en todo este compendio hay una actividad que parece quedar rezagada: dormir.
Hoy en día se calcula que en la Argentina, el mal descanso es un problema frecuente. Un estudio realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la UCA, determinó que entre un 15 y un 20 por ciento de la población mayor de 18 años está mal dormida. De hecho, se estima que estamos durmiendo aproximadamente una hora menos que hace cincuenta años y dos horas menos que hace un siglo.
“Dormir es tan importante como comer”, sostuvo el doctor en ciencias biológicas y especialista en cronobiología Diego Golombek. El experto resaltó que no es normal vivir somnoliento durante el día y que hay que estar atentos a los síntomas que puede visibilizar la falta de descanso.
Por ejemplo, la sensación de no haber dormido nada pese a haberlo hecho puede revelar un problema. “No es simplemente dormir, sino dormir y que el cuerpo se entere. Si el cuerpo no se enteró, los síntomas van a ser muy similares a que no hayas dormido”, precisó durante la presentación de nuevos equipos médicos para tratar la apnea del sueño.
Y en todo esto, el rol de la luz es trascendental porque hay un reloj en un nuestro cuerpo que nos indica cuándo es hora de dormir y cuándo es hora despertarnos. “Somos relojes con patas”, resumió el experto quien explicó, además, que “el cuerpo es un economista: decide a qué hora distribuir los recursos”. Es que hay procesos que ocurren en determinado momento todos los días. “La hormona de crecimiento se secreta entre las 3 y las 4 de la mañana. Cuando nuestras abuelas nos decían que si no dormíamos de noche no íbamos a crecer, tenían razón”.
Los problemas de dormir mal
Hay trastornos que están directamente relacionados con el sueño. No descansar correctamente nos cambia el estado de ánimo. Estamos de mal humor, nos peleamos con el mundo, estamos más irritables.
Pero también nos provoca problemas en el metabolismo. “No dormir bien correlaciona con el sobrepeso y la obesidad”, precisó Golombek quien resaltó que para tener una dieta saludable, es fundamental descansar bien.
Es sabido que el invierno nos produce más la sensación de querer quedarnos en la cama. Para Golombek, el cambio entre el verano y el invierno puede devenir en alteraciones en el sueño. “Hemos estudiado poblaciones mapuches, en Patagonia, y vimos que el sueño es muy diferente en verano que en invierno. Duermen una o dos horas más en invierno porque hay más oscuridad. Ahora estamos estudiando poblaciones argentinas en Antártida Argentina para ver qué pasa con el sueño”, contó.
Pero también, el traspaso de estaciones puede provocar cambios en el humor ante la falta de luz. A tal punto que hay un fenómeno, llamado depresión estacional, que ocurre cuando la cantidad de luz por día disminuye durante un periodo. “La gente- explicó el especialista- literalmente se deprime. Pasa en Ushuaia, pasa en Santa Cruz. Con lo cual, hay que tener mucho cuidado porque uno de los factores desencadenantes es la falta de luz y se trata con luz”.