El partido entre Uruguay y Chile tuvo una increíble interrupción con un final más sorprendente aún. En el segundo tiempo un espectador invadió el campo de juego, en la carrera se puso una máscara de pollo y hasta tocó la pelota con la mano. Hubo otro aspecto llamativo: el joven tenía una bandera sobre sus hombros; era celeste y blanca y se llegaba a leer “Kun”. Nadie entendía bien qué pasaba en el estadio Maracaná.
Aunque lo más extraño llegaría después. ¿Cómo terminó el asunto? Ninguno de los encargados de la seguridad podía alcanzar al simpatizante, hasta que el futbolista chileno Gonzalo Jara logró derribarlo con una violenta patada. El hincha cayó y recién allí pudo ser capturado por los guardias.
La acción, que no pudo verse por la transmisión oficial, ya que se busca no darles exposición a los intrusos, tomó por sorpresa a la mayoría, menos al uruguayo Luis Suárez, siempre atento, que enseguida le pidió al árbitro brasileño Raphael Claus la expulsión de Jara. Claro que nada de eso ocurrió.
Jara y Uruguay ya tenían un serio antecedente. En la Copa América de 2015, el defensor fue expulsado por haberle tocado la cola al delantero Edinson Cavani; el uruguayo reaccionó con un golpe y vio la tarjeta roja.