A la salida del nosocomio donde está internado su ex, de 83 años, se la vio sin maquillaje y en un estado emocional triste por un desenlace que nadie quiere. “Un resfrío puede matarlo”, dijo con resignación.
Enorme preocupación se vive en la familia Bal-Barbieri por la cuarta internación de Santiago Bal en un mes. Ayer en Intrusos en el Espectáculo, Carmen Barbieri, a quien se la vio sin maquillaje y en un estado emocional triste por un desenlace que nadie quiere. Ella misma confesó: “Santiago bajó los brazos”.
A los 83 años Santiago superó 18 operaciones, contó su ex mujer, que pese a estar separada del capocómico desde hace ocho años, nunca dejó de acompañar al padre de su hijo, Federico Bal, en cada internación. En la última de ellas, la actriz se lo llevó a su casa para cuidarlo las 24 horas: “Santiago está muy débil, necesita la asistencia de una máscara de oxígeno. Ayer (domingo) se quejó porque le colocaron la máscara más grande, más potente, se sentía incómodo y de mal humor. Él no puede hablar, no tiene fuerzas porque no tiene el suficiente oxígeno. Hoy amaneció mejor y le pudieron poner otra mascarilla más chiquita y liviana. No come casi nada”.
El panorama es desolador para toda la familia por las constantes internaciones y porque el actor parece decir “basta” de tanto manoseo. En marzo pasado Bal se bajó de la revista Nuevamente Juntos que hacía con su ex pareja Carmen Barbieri y el hijo de ambos, Fede Bal. Ya no podía estar arriba del escenario. Se cansaba mucho y decidió despedirse de la mejor manera.
Angustiada y muy demacrada, Carmen señaló que Santiago “no quiere recibir más visitas. Solo quiere ver a Fede, a Coco que es su hermano, a su hijo (mayor) Mariano, a Penca que es mi mano derecha, y a mí. Y nadie más. Julieta (fruto de la relación con Silvia Pérez) no fue a verlo. Me agarró la mano y se puso a llorar como un nene, y me partió el corazón. No se puede levantar ni caminar”.
Carmen siempre rescató el coraje y la valentía de Santiago para enfrentar los reveses de su salud: “Pero Santiago bajó los brazos y nunca pasó eso. Lo dice la doctora que lo trata hace años. Es la primera vez que lo ven tan delicado, pero no grave, sino flojo y sin ganas. Por eso estamos todos tan preocupados y tristes. Está inquieto y muy consciente. Siento que no tiene más ganas de seguir luchándola, que no tiene fuerzas”.