Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria advirtieron por la aparición de posibles enfermedades crónicas, infecciones, ataques en los asmáticos, reacciones alérgicas y hasta tumores.
Especialistas alertan que con la llegada del invierno se deben extremar los cuidados con la calefacción, ya que el mal uso de los aparatos puede resultar perjudicial para la salud, no sólo por los gases como el monóxido de carbono, sino también porque favorece la aparición de enfermedades respiratorias crónicas, las infecciones, ataques en los asmáticos e incluso tumores.
Así lo alertaron desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR). “Los sistemas de calefacción por aire caliente (aire acondicionado) tienden a resecar el ambiente, lo que hace que las vías aéreas también pierdan humedad. El resecamiento del árbol respiratorio disminuye sus mecanismos de defensa favoreciendo las infecciones y puede generar congestión nasal o tos, sobre todo en los alérgicos, o puede favorecer las exacerbaciones asmáticas en quienes padecen esta patología”, alertó el médico neumonólogo Nicolás Douglas Nazareno.
El coordinador de la Sección Neumonología Clínica y Medicina Crítica de la AAMR añadió que “es importante tener en cuenta que la circulación de aire caliente arrastra partículas de polvo que contienen alérgenos, sustancias que favorecen el desencadenamiento de los síntomas alérgicos”.
A la hora de hablar sobre cómo aclimatar los ambientes, Douglas Nazareno precisó que “lo ideal es que la temperatura a la que se calefacciona un ambiente no supere los 21-23 grados y que la humedad se sitúe entre el 50 y el 70%” y advirtió: “La calefacción excesiva aumenta el contraste de temperatura entre interior y exterior, lo que puede disminuir la capacidad de respuesta de los mecanismos defensivos del organismo”.
Con respecto a los peligros, el especialista explicó que “los artefactos que funcionan a combustión (estufas de parafina, a querosén, gas o leña, las cocinas o los braseros) consumen oxígeno y liberan gases nocivos, como el monóxido de carbono” y recordó que este gas “es imperceptible por ser incoloro, inodoro y porque no irrita las mucosas, pero ocupa el lugar del oxígeno en la sangre, por lo que impide su llegada a los diferentes órganos y tejidos”.
No obstante, el neumonólogo señaló que “la combustión inadecuada del material empleado para la producción de calor, o un sistema de ventilación insuficiente, pueden provocar la acumulación de niveles peligrosos de estos gases nocivos” y resaltó: “La intoxicación por este gas puede culminar en un paro cardiorrespiratorio y muerte, mientras que en intoxicaciones de menor grado puede haber dolor de cabeza, náuseas, debilidad y mareos”.
A su turno, reveló que “otro gas peligroso es el dióxido de nitrógeno, que se libera cuando las cocinas, hornos de gas y estufas de parafina no funcionan correctamente”. Sobre sus características, detalló: “No se huele ni se ve, pero es irritante para las mucosas y puede causar dificultad respiratoria, sobre todo en pacientes asmáticos, con EPOC o con otras patologías respiratorias crónicas”.
“Existen otros productos derivados de una mala combustión, sobre todo de estufas o chimeneas de carbón y leña, que son partículas de tamaño tan diminuto que pueden depositarse en lugares profundos del árbol bronquial, pudiendo favorecer la aparición enfermedades respiratorias crónicas (como EPOC) o tumores”, insistió el especialista de la AAMR.