Como sucede con todos los revival de los clásicos animados que atravesaron la infancia de varias generaciones, la nueva versión de la fábula lacrimógena sigue generando polémica
Se puede decir que a los grandes estudios no se les cae una idea. Y no se estaría exagerando. La mayoría de los éxitos de las últimas temporadas son secuelas de éxitos recientes o nuevas versiones de glorias pasadas. La moda y la nostalgia empujan a millones de personas a las salas, y la industria se sostiene sin riesgos artísticos. Repasemos los últimos tanques: Toy Story 4 (2019), Avengers: Endgame (2019), Aladdin (2019), Dumbo (2019) y Spider-Man: Lejos de Casa (Spider-Man: Far from Home, 2019). Todos títulos de la todopoderosa Disney.
Curiosamente, aunque consiguen recaudaciones millonarias, las adaptaciones 3D o Live Action de clásicos animados no suelen convencer de manera unánime a la crítica ni a los fans acérrimos –quienes nunca dejarán de pagar su entrada para juzgar con sus propios ojos-. El riesgo está claro: no es fácil meterse con la infancia de millones. Esta misma polémica está atravesando a la esperada remake de El Rey León (Lion King, 1994), la cual ha tenido una recepción dispar en los medios especializados. ¿Obra maestra o fiasco total? La opinión está dividida.