Los presos en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar se amotinaron para exigir la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tras la muerte del capitán de corbeta Rafael Acosta mientras estaba detenido en esas mismas instalaciones.
Según informó la activista venezolana Tamara Sujú, los presos se amotinaron el martes por la noche para conseguir que expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visiten el lugar en busca de una mejora de sus actuales condiciones.
“Exigen que se excarcele a quienes tienen boleta, que se traslade a quienes tienen orden” y “que se encarcele a los verdaderos torturadores” del capitán Acosta, que Sujú ha identificado como Blanco Hurtado y Abel Angola.
También reclaman “atención médica” ante un posible brote de hepatitis y “que se mejoren las condiciones de salubridad” porque, de acuerdo con Sujú, “hay una poceta (letrina) para 60 detenidos”.
“El coronel Hannover Guerrero se enfrentó (a los amotinados) y les dijo que cuando cese la usurpación de Juan Guaidó, los escuchará”, contó la activista venezolana.
El DGCIM está en el punto de mira por la muerte de Acosta mientras estaba bajo custodia de este cuerpo de seguridad, que le detuvo el pasado 21 de junio, junto a otros cuatro militares y dos ex agentes de las fuerzas de seguridad, por su presunta implicación en la fallida sublevación contra el Gobierno de Nicolás Maduro el 30 de abril.
Una semana después, Acosta compareció ante un tribunal militar en silla de ruedas, incapaz de hablar y con claros signos de haber sido torturado. El juez lo envió a un hospital militar donde finalmente murió la madrugada del pasado sábado.
El autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela, Juan Guaidó, y sus aliados internacionales sostienen que murió a causa de las torturas recibidas y han exigido a Maduro una investigación internacional. La mujer de Acosta, Waleswka Pérez, ha pedido que sea la ONU quien se ocupe de las pesquisas.
Maduro ordenó una investigación interna sobre la muerte de Acosta, aunque al mismo tiempo dicho que estaba acusado de “graves actos de terrorismo, sedición y magnicidio en grado de frustración”. En los últimos días, fueron detenidos dos agentes de la DGCIM como presuntos autores.