En este spin off de la saga que hizo un culto de lo inverosímil, el cineasta convertido en un faro para el cine de acción promete sacar lo mejor de sus dos estrellas protagónicas
Parecía que ya no había nada para inventar en torno a Rápidos y Furiosos (Fast & Furious), pero la saga ha tomado un rumbo interesante para evitar el agotamiento de su exitosa fórmula –acción + acción + acción-.
Después de una octava entrega en la que se vieron cosas imposible -¡como una lluvia de autos!-, Universal Studios ha decidido apostar por la química entre dos de sus colosos protagonistas y secuencias con enfrentamientos más físicos en detrimento del CGI.
Como principal diferencia, Rápidos y Furiosos: Hobbs & Shaw (Fast & Furious: Hobbs & Shaw, 2019) se inscribe en una vieja tradición hollywoodense: las buddy movies -algo así como “pareja dispareja se mete en un lío”-.
Y en este caso, la dupla está conformada por los personajes que interpretan Jason Statham y Dwayne Johnson, quienes han mantenido una lucha para ver “quien es el más macho” en las últimas entregas de la saga madre. La disputa no es casual: uno apresó al hermano del otro, y su venganza fue arrojarlo de un rascacielos.