ada cual con su fetiche, cada quien con su propio gusto: siempre hay un objeto que despierta el deseo. Le pasa a los fierreros con un determinado auto y a los fanáticos de las zapatillas con algún modelo cargado de hype. Sucede también con los ciclistas y las bicicletas plegables, con los fumadores y el vaporizador y hasta con los materos y el ya célebre termo de acero de exportación y precio dólar. Pero quien también tiene su aspiracional es esa enorme mayoría que consume música, en casa o en la calle, y que en la búsqueda de unos auriculares que se ajusten a sus necesidades se pregunta qué tan imposible resulta tener unos bluetooth, esos que los talibanes de Apple exhiben con tanto orgullo. Lo interesante es que existen muchas otras opciones, incluso con mejores prestaciones y a un mejor precio. Y tener en claro algunos conceptos ayuda a que la decisión sea más fácil.
1.¿Qué uso se les va a dar a los auriculares?
Lo primero es definir qué uso se les va a dar. “No es lo mismo un auricular para hacer deporte, con un agarre más fuerte a la oreja y que se puede transpirar, que un auricular para usar en una oficina”, dice Camila Poggi, de Sony. “No es lo mismo un auricular para deportes que para la oficina o tomar un avión”, coinciden desde JBL, que acaba de presentar su enorme portfolio de productos en el país. En este sentido, es bueno saber que hay auriculares que están pensados para ajustarse a la oreja mientras se corre y salta, que soportan la transpiración e incluso pueden ser sumergibles. También existen líneas para niños (en la que lo fundamental pasa por el diseño) y con Google Assistant, para aquellos que quieren escuchar sus notificaciones sin mirar el teléfono, por ejemplo. Si el usuario es un audiófilo, las opciones Hi-End (que son las más caras) serán las correctas.
2.Con o sin cable; In-Ear, On-Ear, Over-Ear
Hace algunos años un gran tamaño era sinónimo de un gran sonido, pero en la actualidad el desarrollo tecnológico permite combinar excelentes procesadores de sonido con productos chicos. Los VerveBuds400 de Motorola, los JBL Free o los WF-1000XM3 de Sony son excelentes ejemplos. Totalmente inalámbricos -true wireless, sin cables al dispositivo ni cables entre sí- permiten una absoluta libertad de movimientos y desentenderse por completo de los manojos de cables. Son tres opciones del tipo in-ear, es decir, que se ajustan al pabellón auditivo de la oreja y dirigen el sonido hacia el oído interno. Si resultan incómodos o se prefieren los tipo “vincha”, existen los on-ear y over-ear. Estos se caracterizan por colocarse por sobre la oreja o por cubrirla por completo, lo que sirve para determinar qué tan aislados vamos a quedar de los sonidos externos. Son ideales para usar en el transporte público o en la calle, en un avión o para ir al gimnasio y no tener que soportar la clase de zumba de al lado.
3.¿Qué tanto nos importa el buen sonido?
Acá es donde la tecnología es un factor determinante en la calidad del audio y también en el precio. No hay chance de que unos auriculares de $150 comprados en la calle sean buenos, o duren, o sean buenos y duren. Pero hay opciones más que dignas en modelos con cable desde poco más de $600 (los Sony MDR-E9LP, por ejemplo). Y de ahí en adelante, todo un universo. Lo cierto es que en el buen sonido influyen varios factores: la fuente de reproducción (no es lo mismo un vinilo que un CD, o que la radio o que el audio de Spotify); lo que uno busque y pueda escuchar y apreciar (los detalles de las canciones, la fidelidad del audio, la calidad de los graves, la definición de los agudos y el rango dinámico son experiencias sensoriales subjetivas) y el entorno en el que se van a utilizar. Si bien los auriculares sirven para solucionar los problemas de acústica que puede tener cualquier ambiente (nuestras casas no son como el Teatro Colón, lamentablemente) no siempre funcionan en todas las situaciones. Tecnologías como el Noise Cancelling (que ampliaremos en el próximo punto) o la calidad de los cables y conectores forman parte de la sintonía fina que hacen de un buen producto uno extraordinario. También su tamaño (los VerveBuds 400 son tan pequeños como tapones para los oídos) y sus prestaciones (la compatibilidad con Siri, Alexa, o Google Assistant y la duración de la batería).
4.A cuidar los oídos
Datos, no opiniones: audición que se pierde, audición que no se recupera. Cuando el sistema auditivo se lesiona no hay forma de volver en el tiempo, por lo que resulta imprescindible cuidarse con el volumen de nuestros auriculares. En general el volumen alto responde a la necesidad de aislarse de los sonidos exteriores. “La solución desde la ingeniería es el Noise cancelling”, dice Poggi, “una tecnología que permite reducir al mínimo el ruido externo, y que permite escuchar música con mayor claridad, sin necesidad de poner el volumen al máximo”. Esta tecnología funciona de manera simple: los auriculares no son sólo simples instrumentos pasivos, sino que actúan emitiendo frecuencias que cancelan todos aquellos ruidos exteriores que pueden interferir en el sonido. Nació como una tecnología aplicada para los pilotos de aviones y helicópteros, y que de a poco se trasladó a los ámbitos domésticos. Los Sony WH-1000XM3 son reyes en ese área: cuando uno se los pone puede estar seguro que sólo va a escuchar lo que tiene que escuchar, y que nada va a interferir en la experiencia. Una prueba veloz es suficiente para descubrir nuevos sonidos en canciones que ya se escucharon miles de veces. Un sonido de otra dimensión.
5.Presupuesto
El factor determinante, el que separa a los auriculares que queremos de los que podemos comprar. Pero a no desesperar que hay valores para casi todos los bolsillos. Los pequeñísimos y muy recomendables VerveBuds400 de Motorola cuestan $5849, que es bastante menos que los 159 dólares que se pagan (en los Estados Unidos, claro) por unos AirPods de Apple. Motorola también tiene los VerveBuds200, más deportivos pero igualmente compactos, a un valor de $4399. JBL ofrece una gran variedad de modelos, todos con la reconocida calidad de la marca. Los infantiles Jr300 cuestan $1999 y los Free (true wireless, compactos y aptos para deportes) $12999.
En el tope de gama -y casi entrando en el terreno del lujo- están los Sony WH-1000XM3 (los del Noise cancelling) a un precio de $25999 y los JBL Live750 (misma función, con 22 horas de duración de la batería) que al menos hasta el 1 de agosto costaban $17999. Todos valores que, por supuesto, pueden cambiar mañana mismo conforme se actualice la cotización del dólar. Porque sí, el costo de un aspiracional siempre es verde.