Las principales ciudades de Brasil se vistieron de cacerolazos y bocinazos contra el presidente Jair Bolsonaro a las medidas para combatir los incendios en el Amazonas anunciadas por el mandatario en cadena nacional en repudio a la cadena nacional. Las manifestaciones fueron convocadas por movimientos sociales y ambientales que reclamaron su renuncia al gobierno y la protección de la selva amazónica.
En su discurso, Bolsonaro autorizó la participación de las Fuerzas Armadas para controlar los focos ígneos y asegurar el cumplimiento de normas de control, a la vez que rechazó que terceros países tomen la catástrofe ambienta como “pretexto” para imponer sanciones comerciales a su país.
La reacciones se hicieron oír en todo Brasil: en San Pablo, la ciudad más grande del país, se escucharon cacerolazos en barrios de clase baja y media, como Santa Cecilia, Consolacao, Vila Madalena, en un barrio rico como Higienópolis y en las dos favelas más grandes de la metrópoli, Heliópolis y Paraisópolis.
En Río de Janeiro, los cacerolazos se concentraron en la zona sur y en la zona oeste, sobre todo en Barra de Tijuca, el barrio de clase alta donde vive el jefe del Estado.