El cáncer bucal es un tumor maligno que puede afectar cualquier sitio de la boca, como la lengua, las encías, los carrillos, el paladar, el piso y los labios. Es muy frecuente ya que representa aproximadamente el 5% de los cánceres del organismo: es decir, representa 1 de cada 20 casos de cáncer. Esta enfermedad afecta a hombres y mujeres por igual, y su riesgo se incrementa con la edad y con los factores de riesgo predisponentes:
* Consumo excesivo de alcohol
* Mala higiene bucal
* Mala alimentación
* Consumo de bebidas muy calientes
* Piezas dentarias en mala posición o con bordes filosos
* Prótesis con ganchos o retenedores que lastiman
* Fracturas y reparaciones defectuosas y prótesis desadaptadas.
* La presencia de inflamación crónica de tipo micológica (por ejemplo, Candidiasis), bacteriana (Helicobacter Pylori) o viral (Virus Papiloma Humano) también incrementan el riesgo de padecer cáncer bucal.
Para prevenirlo, es importante consultar con un odontólogo o médico si se tiene alguno de los síntomas, que pueden presentarse como lastimaduras, manchas o placas blancas que no cicatrizan, así como durezas, bultos o crecimientos dolorosos o indoloros. El examen de la cavidad bucal no es un procedimiento invasivo ni molesto, y de notar algún cambio en la anatomía normal, el profesional será el encargado de derivar al paciente a estomatología.
La detección precoz aumenta la posibilidad de controlar la enfermedad. Si es diagnosticado en los primeros estadíos, las posibilidades de curación son muy altas. En algunos casos, el paciente no sabe que tiene síntomas, por ejemplo, porque las lesiones están en lugares poco accesibles o son indoloras.
Es por eso que es fundamental la consulta periódica a un odontólogo, ya que éste le podrá advertir y detectar lesiones malignas o pre-malignas.
Dra. Laura Werner
Jefa del servicio de Estomatología del Hospital Alemán (M.N. 27.288)