El último hallazgo científico destaca que su principal beneficio es el enriquecimiento de nuestra flora intestinal.
Las lavamos bien, a veces las lustramos para sacarles brillo y cuando hablamos sobre ellas no nos ponemos de acuerdo sobre si es mejor comerlas con o sin piel. Las manzanas es una de las frutas que más presente está en nuestro día a día. Lo que hasta ahora no sabíamos es que cada una de ellas contiene millones de bacterias que juegan un papel vital para nuestro organismo.
Muchísimo se conoce sobre las bondades de esta fruta para el consumo humano, lo intuían nuestras abuelas cuando nos insistían en comerlas para ser más inteligentes, para ver mejor, sin mucho fundamento científicopero con todo el conocimiento del metier de criar niños felices.
Después, los estudios nutricionales empezaron a corroborar sus propiedades y se supo más sobre este fruto perfecto, fresco, rico y el más fácil de llevar a todas partes. Son ricas en fibra, pectina, vitaminas y antioxidantes, ayudan a reducir los niveles de colesterol, regulan el tránsito, combaten la diabetes, reducen el riesgo de obesidad y previenen la pérdida muscular.
Pero parece que eso no era todo: todavía quedaban más beneficios por descubrir. En realidad, podría hablarse de millones, porque en esa magnitud se pueden contabilizar los microbios que se esconden en su pulpa, sus semillas y su piel. Un nuevo estudio publicado en julioen Frontiers in Microbiology calculó que una manzana de 240 gramos contiene un promedio de 100 millones de bacterias.
En competencia directa con los rastros de pesticidas que puedan encontrarse en la fruta, estos microbios son muy buenos para la salud. “Las bacterias, los virus y los hongos frutales colonizan transitoriamente nuestros intestinos y enriquecen la microbiota humana”, dice Gabriela Berg, bióloga de la Universidad Tecnológica de Graz en Austria y coautora del estudio. Sin embargo, una flora intestinal diversa es garantía de una buena regulación de las funciones digestivas, metabólicas, inmunes y neurológicas y, además, reduce el riesgo de infección e inflamación.
Si son orgánicas, mejor
Las manzanas orgánicas contienen más bacterias buenas que las cultivadas con agroquímicos. Los investigadores compararon manzanas de agricultura convencional y manzanas orgánicas, y analizaron para cada una la concentración y composición de su microbioma en diferentes partes de la fruta. ¿Qué observaron?
Primero, que la gran mayoría de las bacterias (70 millones) se concentra en la base, las semillas y el cáliz (el resto de la flor que forma la pequeña “cola” debajo de la manzana). Estos microbios en principio no están listos para colonizar nuestro intestino. La pulpa tiene 20 millones de bacterias y la piel solo 1,6 millones.
En segundo lugar, que el microbioma de la fruta orgánica está mucho más diversificado que el de la común, lo que evita que una especie se apodere de otras y, por lo tanto, desarrolle enfermedades o alergias. Además, las manzanas orgánicas son más ricas en bacterias que promueven el desarrollo de lactobacillus y bifidobacterium, conocidos como probióticos. También contienen más methylobacterium, un tipo de bacteria que aumenta la biosíntesis de compuestos aromáticos de frutilla (que le da a la manzana un buen sabor).
En contraste, el 43 por ciento de los microorganismos contenidos en la manzana común pertenecen al orden de burkholderiales, que contribuyen al desarrollo de gérmenes patógenos. Según los investigadores, estas diferencias en la composición microbiana podrían explicarse por las prácticas agrícolas o las condiciones de almacenamiento. Por lo tanto, esta observación no sería válida en todos los casos sino en relación a cada país y sus prácticas para la elaboración y comercialización de la fruta.