Si es mal utilizado, ya sea en tiempo o en forma, puede producir alteraciones.
Por Dr. Manuel Salvador Martínez, odontólogo, Mat. Prof. 1.366
La mamadera es ideal para ser utilizada como complemento de la lactancia materna, siempre teniendo presente que garantice un flujo uniforme que reduzca los cólicos de forma activa. También puede ser usada la botella como un práctico recipiente para alimentos y un mezclador que evita activamente la formación de grumos. Además, permite mantener la temperatura del contenido de la mamadera por más tiempo, debiendo ser segura para usted y su bebé sin contener BPA, BPS ni BPF.
Ha de saberse que el biberón es un medio para alimentar a nuestro bebé, el cual si es mal utilizado ya sea en tiempo o en forma produce alteraciones de tipo morfológicas, funcionales, mecánicas y estéticas de gran relevancia, no tan solo en el momento sino en el futuro del individuo cuando este ya sea adulto.
Dentro de las consecuencias por el mal uso del biberón se encuentran: alteraciones del sueño, de la deglución, de la respiración, alteraciones del paladar, de la lengua y de los dientes, llevando esto en un futuro a la modificación del rostro, provocando alteraciones de la cara, del habla, del tamaño y forma del cuerpo. Pero en este caso nos dedicaremos a las alteraciones específicamente de la boca.
El hecho de ser padres responsables en la alimentación de nuestros hijos implica no solo alimentarlo, sino también cómo hacerlo. Por ello aconsejamos que el biberón no sea usado más allá de los 7 meses, cuando ya empiezan a ingerirse alimentos semisólidos. Esto va acompañado con el inicio de la dentición temporaria, que es la preparación para dejar la alimentación líquida y la autodefensa, teniendo en cuenta que la vida de la comunicación oral es muy importante para la vida del bebé.
El biberón nunca debe ser llevado a la cuna; tiene que ser utilizado antes de acostar al bebé para dormir. La leche que permanece en el biberón cuando el niño está durmiendo va lentamente ingresando en la cavidad del mismo, pudiendo provocar ahogamientos y daños locales como caries rampantes dentales, llamadas así por el gran tamaño y de gran degradación de los dientes. Todo esto produce alteraciones en la boca y hasta pérdidas, trayendo alteraciones para el reemplazo de los dientes futuros, tanto de origen físico como también bioquímico.
La presión negativa al succionar hace que los macizos maxilares y la sutura palatina media, al igual que la premaxila, no tomen posición adecuada del macizo cráneo facial. Esto conlleva alteraciones negativas del crecimiento y desarrollo de los mismos: paladar ojival o hundido, modus inapertus o mordida abierta anterior, empuje lingual y mal posicionamiento de maxilares, dientes y lengua.
Las “caries de biberón” son una condición que ocurre entre los 18 meses y 3 años. Ante esto, se indica concurrir al pediatra y al odontólogo u odontopediatra (específicamente) cuando nuestra cartilla sanitaria lo indique, para una adecuada educación y chequeo que nos puedan brindar los profesionales para la salud nuestro bebé.
Algunas recomendaciones
-No colocar dentro del biberón otros líquidos, como por ejemplo bebidas azucaradas ni gaseosas.
-Producen caries dental mayormente los siguientes alimentos:
Sacarosa: en bebidas carbonatadas como refrescos, pasteles, golosinas, ketchup y frutos secos.
Lactosa: está en la leche.
Fructosa: la encontramos en las frutas y la miel.
Hidratos de carbono que hayan sido refinados con almidón.
Estos elementos se adhieren a las superficies, a veces junto a otros factores se produce la caries, que se se caracteriza por la destrucción de los tejidos del diente como consecuencia de la desmineralización provocada por los ácidos que genera la placa bacteriana. Las bacterias fabrican ese ácido a partir de los restos de alimentos en el lugar.
La clave está en una buena educación sobre salud oral (profesional, hogar, escuela), chequeos, cuidados preventivos y/o tratamientos.