La Iglesia expresó su preocupación por el avance de la ideología de género, que “niega la diferencia y la reciprocidad natural entre la mujer y el varón, y se constituye en una seria amenaza” a la familia.
Además, sin hacer referencia explícita al escándalo por los casos de abusos que implican a sacerdotes, advirtió que “el abuso sexual infantil es una de las situaciones más dolorosas, un gravísimo delito que exige una respuesta integral”.
Lo hizo en un extenso documento, en el que los obispos presentan orientaciones sobre temas vinculados con el cuidado de la vida humana y repasan definiciones sobre la ideología de género, el aborto, la violencia y temas de sexualidad.
El documento, de 20 páginas, se titula “El Dios de la vida y del amor humano”, y fue presentado por el obispo de San Isidro y presidente del Episcopado, Oscar Ojea; el titular de la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia, el obispo Pedro Laxague, y el padre Gustavo Antico, secretario ejecutivo del organismo.
Los obispos advierten en el texto sobre situaciones de violencia y esclavitud, como “la trata de personas, la explotación de los más débiles, los vulnerables y empobrecidos, las prácticas abortivas y la anticoncepción; la degradación de los vínculos interpersonales y la violencia doméstica, especialmente sobre la mujer, y las adicciones a las drogas y a la pornografía”.
También mencionan como señales preocupantes “el hambre, la falta de acceso a condiciones dignas de vida, de trabajo, salud y educación”. Y alertan sobre las situaciones de “maltrato o abuso (violencia física o verbal, moral, psicológica o sexual), que dejan marcas indelebles y que se vuelven particularmente graves cuando afectan a los menores y a los adultos vulnerables”.
Frente a la realidad del aborto, advierte en amplios sectores sociales, especialmente entre la gente sencilla y humilde, una valoración muy positiva de la vida como don de Dios”, y señala que “son cada vez más frecuentes las expresiones, movimientos y asociaciones que defienden, cuidan y promueven la vida de la madre y del niño que gesta en su seno”.
“La defensa del inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata y toda forma de descarte”, explican los obispos, al citar a Francisco.
A las formas de violencia marcadas por la trata de personas, la explotación de los más débiles y vulnerables y las adicciones, el documento suma “la desorientación antropológica, que tiende a cancelar las diferencias entre el hombre y la mujer, consideradas como simples efectos de un condicionamiento histórico-cultural, estructurándose como pensamiento único y clausurado a un diálogo abierto y plural, excluyendo el encuentro”.
Abusos contra menores
“Todos tenemos que contribuir a una cultura del respeto y el cuidado, donde sea preservado el gran tesoro de la integridad de los niños, niñas y adolescentes”, añaden, frente a las situaciones de abuso que padecen los menores.
Entre las iniciativas en marcha, destacan “las imprescindibles acciones en el plano judicial para la prevención y sanción de estos crímenes”.
“El primer paso para la prevención de este flagelo es la educación sexual para que los niños y adolescentes puedan tener herramientas y pautas de cuidado ante estos ataques y no haya lugar para futuros abusadores”, indica el documento.
“El segundo paso indispensable -añade- es la capacitación de padres, docentes y otros actores sociales para detectar a tiempo, prevenir y poner fin a estas gravísimas violaciones a la dignidad de los niños, niñas y adolescentes”.