La Secretaría de Salud municipal puso en marcha un plan de racionalización para hacer frente al impacto de la economía nacional y su derivación en el costo de los medicamentos, reactivos e insumos médicos que se usan en la red pública, ya que muchos de ellos están atados a la cotización del dólar. Entre los ejemplos subyacen la entrega controlada de guantes, jeringas, antiinflamatorios y antibióticos, con un plan de reemplazo de algunos remedios por otros ante la falta de disponibilidad.
La resolución 1334 del 2 de septiembre y sus anexos posteriores establece que se “impone la necesidad de adoptar medidas que signifiquen una reducción del gasto en aquellos insumos de altísimo costo o grandes volúmenes de consumo que permitan, racionalizando su uso, continuar con las prestaciones”.
Bajo este marco, la resolución del secretario de Salud Leonardo Caruana considera “imperativo fijar límites en determinadas prescripciones bioquímicas, ajustar el vademécum” y realizar un “control estricto de los elementos que se soliciten, todo lo cual se traducirá en una optimización de los recursos”.