Los fabricantes de cigarrillos electrónicos han vendido sus productos como una alternativa para los fumadores adultos adictos a la nicotina. Sin embargo, para miles de jóvenes que nunca han fumado, el vapeo juega el papel opuesto: establece una adicción a la sustancia que finalmente conducirá al tabaquismo
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos han vinculado el vapeo a 1479 casos de una misteriosa enfermedad pulmonar en los últimos seis meses. Al menos 33 personas han muerto desde que comenzó el brote. La enfermedad está marcada por dolor en el pecho, falta de aliento y vómitos, y ha afectado en gran medida a los jóvenes. La gran mayoría de los casos, casi el 80%, involucran usuarios de cigarrillos electrónicos menores de 35 años, y otro 15% son menores de 18 años.
La gran mayoría de las infecciones pulmonares observadas hasta ahora parecen estar relacionadas con cartuchos de vapeo que incluyen THC, el ingrediente de la marihuana que produce su efecto característico. Mientras que un grupo cada vez mayor de fumadores abandonaba el tabaco tradicional y se volvía adepto al vapeador, una parte no menos importante de consumidores de marihuana utilizaba el dispositivo tecnológico para inhalar el estupefaciente.
La tendencia se extendió hasta el punto de que las empresas legalizadas de marihuana explican que en la actualidad, los productos de vapeo representan el 30% de sus negocios, según informó el diario estadounidense The New York Times. Y no es de extrañar que este dispositivo electrónico convenza a los fumadores de cannabis: además de no soltar cenizas, neutraliza más el olor, por lo que es más fácil ocultar su consumo en lugares públicos. Las muertes recientes son trágicas, pero las investigaciones demuestran que el costo del vapeo, con o sin THC, será mucho peor a largo plazo.
Un grupo de expertos estimó en una investigación que aproximadamente 495.000 personas de 12 a 29 años que habían probado los cigarrillos electrónicos a partir de 2018 se convertirían en fumadores habituales de cigarrillos como resultado directo de su hábito de vapeo. Samir Soneji, investigador de control del tabaco en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, aseguró en otras palabras que esas 495.000 personas nunca se habrían convertido en fumadores si no hubieran vapeado primero. Cada año se planta una nueva cosecha de estos futuros fumadores, y cuantos más jóvenes vapeadores haya, más futuros fumadores habrá.
¿A quién afecta el vapeo?
La mayoría de los pacientes que se han enfermado y para quienes los funcionarios de la salud tienen información demográfica son hombres y jóvenes: casi el 80% de los pacientes tiene menos de 35 años y su edad media es de 23 años, según los CDC. Pero hasta que se informó la muerte de un adolescente de Nueva York, las muertes eran de adultos mayores. La edad promedio de los pacientes fallecidos es de 44 años. Sus edades oscilan entre los 17 y los 75 años.
Un puñado de pacientes se han recuperado solo para ser readmitidos rápidamente en el hospital, dijeron los CDC la semana pasada. Tales recaídas han ocurrido entre los 5 y 55 días después del alta, según la directora adjunta principal de la agencia, Anne Schuchat. Si bien algunos de los rehospitalizados comenzaron a vapear nuevamente, otros pueden haber enfrentado un mayor riesgo de enfermedad debido a sus lesiones pulmonares o tratamientos con esteroides.
¿Qué sabemos sobre la causa de las enfermedades?
Las autoridades todavía están tratando de descubrir qué es exactamente lo que está causando que las personas se enfermen. Pero se enfocan en vapear productos con THC, el componente psicoactivo de la marihuana.
“Los últimos hallazgos nacionales y estatales sugieren que los productos que contienen THC, en particular los obtenidos de la calle o de otras fuentes informales (por ejemplo, amigos, familiares, traficantes ilícitos), están vinculados a la mayoría de los casos y juegan un papel importante en el brote”, aseguraron desde los CDC.
Según el CDC, el 78% de los 849 pacientes para los cuales hay datos relevantes disponibles informaron haber usado productos con THC en los tres meses previos a su enfermedad. Un poco menos de un tercio de los pacientes dijeron que usaban esos productos exclusivamente. Y el 10% dijo que solo habían fumado nicotina.
¿Qué tan común es?
El vapeo ha aumentado dramáticamente en popularidad en todo el mundo, de 7 millones de usuarios en 2011 a 35 millones hace unos años, a medida que disminuyen las tasas de tabaquismo. La compañía de tabaco y cigarrillos Altria Group estimó casi 14 millones de usuarios de cigarrillos electrónicos de nicotina en los Estados Unidos a mediados de este año.
Los estudios que muestran la creciente popularidad del vapeo entre los adolescentes despertaron una preocupación particular el año pasado. Alrededor del 37% de los estudiantes de 12° grado en los Estados Unidos se reconocieron como fumadores de cigarrillos electrónicos el año pasado en una encuesta financiada por el gobierno publicada en diciembre, casi un aumento de 10 puntos porcentuales desde 2017. Las tasas de vapeo de nicotina entre los estudiantes de último año de secundaria se duplicaron en el último mes, y los estudiantes más jóvenes también informaron un mayor uso. Un informe de los CDC encontró el año pasado que los cigarrillos electrónicos eran el producto más popular entre los casi 5 millones de estudiantes de secundaria que consumían tabaco en un período de 30 días.
¿Por qué los cigarrillos electrónicos fueron controvertidos antes de que se informaran las enfermedades relacionadas con el vapeo?
Antes de la aparición de las llamadas “enfermedades misteriosas”, muchos acusaron a los fabricantes de cigarrillos electrónicos de exponer a los jóvenes a la nicotina adictiva y de atraerlos a fumar. Las Academias Nacionales de Ciencia, Ingeniería y Medicina de EEUU dicen que encontraron “evidencia sustancial” de que los jóvenes que intentan vapear tienen más probabilidades de usar cigarrillos convencionales. Los defensores de las prohibiciones de ventas de vapeo también citan investigaciones sobre los efectos de la nicotina en el desarrollo del cerebro juvenil.