El 24 de octubre de 2018, efectivos de la Policía de la Provincia llegaron a la casa de la familia Espino-Rampazzo, ubicada en Francia al 1180, tras recibir una llamada de la empleada doméstica. La mujer comentó que desde el lunes no tenía noticias de la pareja, por lo que decidió presentarse en la casa pero estaba cerrada y nadie atendió. Además, la trabajadora percibió olor feo.
Al ingresar a la vivienda, los integrantes de la fuerza de seguridad se encontraron con el peor panorama, hallaron sin vida a Rafael Espino, de 62 años, y a su esposa, Mónica Rampazzo de 57 en avanzado estado de descomposición. El hombre era empleado de la Junta Electoral Provincial pero tenía licencia psiquiátrica hace un año; la mujer era docente jubilada. En la escena se encontró un cuchillo de cocina y una piedra de jardín sobre el cuerpo de la mujer.
Por otra parte, en una habitación de la planta alta hallaron al hijo del matrimonio, Rodrigo de 33 años, con signos de deshidratación e hipotermia. El joven padecía parálisis cerebral, lo que le impedía movilizarse. Murió en la madrugada del domingo 28 en el Hospital Cullen, debido a la infección respiratoria que presentaba. En tanto, el vehículo familiar no se encontraba en la casa y se lo encontró abandonado en Santa Rosa de Lima.
Los días pasaron y aún se desconocen las causas de las muertes de Rafael Espino y Mónica Rampazzo. En julio, El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Santa Fe dispuso por decreto una recompensa de $500 mil por información del misterioso caso.
Las muertes siguen siendo un misterio. Un año después ni siquiera se pudieron determinar las causas de la muerte, mientras tanto, los familiares de las víctimas quieren saber qué sucedió y aguardan justicia.