La ONU dijo que en el trienio 2016-2018 hubo 5 millones en crisis alimentaria.
Durante la gestión Cambiemos se duplicó la cantidad de personas que llegaron a quedarse sin alimentos y que experimentaron hambre. Los datos son de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, según la sigla en inglés). Entre 2013 y 2015, las personas que sufrieron inseguridad alimentaria grave fueron 2.500.000, según el promedio trienial. El número saltó a 5.000.000 de personas entre 2016 y 2018.
A la estadística le falta lo ocurrido en 2019, cuando los salarios no registrados tuvieron, hasta agosto, el último dato disponible, una caída real de 10,6% respecto a la Canasta Básica Alimentaria (CBA). Eso según los datos oficiales del Indec. Los salarios en general, por su parte, tuvieron una baja real de 2,6%. Con la pobreza trepando 8,1 puntos hasta 35,4% en el primer semestre, y la indigencia creciendo 2,8 puntos hasta 7,7%, los números tuvieron que haber empeorado aun más.
La FAO definió a la inseguridad alimentaria grave: “Cuando el miembro o miembros del hogar se hayan quedado sin alimentos, hayan experimentado hambre y, en las situaciones más extremas, hayan pasado varios días sin comer“.
Otra medición publicada por la FAO fue la de inseguridad alimentaria grave o moderada, que a ese número le suma las personas con dificultades para acceder a una alimentación de calidad: “Se habla de inseguridad alimentaria moderada cuando los miembros de una familia se ven obligados a modificar la cantidad o calidad de los alimentos como consecuencia de las incertidumbres asociadas a su capacidad de acceder a alimentos”.
En ese caso, el informe mostró que entre 2016 y 2018 se sumaron 5.900.000 personas a la lista de gente que tuvo inseguridad alimentaria grave o moderada. Eran 8.300.000 en 2014-2016 y pasaron a ser 14.200.000 en 2016-2018.
Las crisis desatadas por el drenaje neto de divisas durante la gestión Cambiemos son la explicación clave del fenómeno. La corrida generada tras la salida del cepo dejó una suba del dólar de 60% entre el 10 de diciembre de 2015 y el 1 de julio del 2016. La inflación ese año trepó hasta el 41%. El 2017 fue de atraso cambiario electoral y dejó un rojo de la cuenta corriente de US$30.000 M, que duplicaba al del año anterior. A eso se le sumó la demanda especulativa de divisas, con un mercado completamente desregulado.
Por eso el inevitable salto del dólar, entre fines de abril y principios de octubre del 2018, fue de 100% y la inflación llegó a 46,7%. En lo que va del 2019 volvió a trepar otro 60% y el IPC cerrará en 56,5%, según el último REM. Con todo, durante el período la inflación acumuló 308,5% para el decil de menores ingresos, según los datos publicados ayer por el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET). El salario trepó apenas 205% en promedio. Eso implicaría una baja de 25,5% real para ese decil. Para el promedio de los trabajadores la baja del salario real fue de 18,5% durante la gestión Cambiemos.