Solo dos meses duró esta vez el endicamiento que genera el brazo de hielo del glaciar Perito Moreno cuando se posa sobre la tierra y separa dos lagos. Los guardaparques confirmaron las primeras filtraciones de agua en la muralla helada, pero el proceso de ruptura es lento e inusual para este época del año, razón por la cual, por ahora, lo califican de inédito.
El proceso, que se repite cada tanto, es irreversible, pero esta vez tiene características especiales, dado que hay por lo menos cuatro veces menos metros cúbicos de agua acumulada en el dique natural con respecto a la ruptura de marzo de 2018. A simple vista, ayer se podía observar que el agua pasaba a través del muro tímidamente, sin la fuerza de veces anteriores, por lo que todavía no se registran grandes desprendimientos.
Por precaución, ayer estaba cerrada una parte del circuito de pasarelas, el Rojo, el más cercano al puente de hielo. Esto es habitual durante estos procesos para garantizar la seguridad de los caminantes, dado que, pese a la distancia, cuando hay desprendimientos las esquirlas de hielo pueden saltar hasta la costa.
A diferencia de las últimas rupturas, que duraban entre dos y tres días, en esta oportunidad las fuentes consultadas afirman que podrían extenderse por varios días más. En tanto que, al ser inédito, es difícil precisar cómo será el armado del puente de hielo.
El Perito Moreno es un glaciar en equilibrio, no está en retroceso como el Upsala o el Viedma. Por esta razón, en ocasiones, forma un dique natural de hielo, interrumpiendo el paso del agua del Brazo Rico sur al canal de los Témpanos.
Una serie de reglas métricas va midiendo el ascenso del agua cuando el lago queda endicado; de acuerdo con esa medición, el nivel en el Brazo Rico había alcanzado los 3,50 metros en el ingreso en el Parque Nacional Los Glaciares, muy lejos de los 14,40 metros alcanzados en 2018.
“El nivel del Brazo Rico es de 3,48 metros y el caudal de agua que filtra de la pared de hielo no ejerce suficiente presión para generar el característico puente”, informaron desde la Intendencia del Parque Nacional Los Glaciares, a cargo del guardaparque Germán Solveira.
Desde anteayer, personal del parque nacional monitorea permanentemente la conducta del glaciar para verificar posibles cambios. “Dado que las características inéditas del proceso no permiten dar mayores precisiones”, explican, y aclaran que actualizarán la información de forma periódica.
La actual es la séptima ruptura del glaciar en este siglo. Y ni aun cuando el proceso es esperado, deja de perder su encanto. El movimiento del agua va horadando de a poco las paredes, y los turistas ocasionales, como los que estaban ayer, se felicitaban por la suerte de ser testigos de este proceso.
El proceso
“El Brazo Rico queda bloqueado y su nivel va subiendo hasta que, por el principio de flotabilidad de Arquímedes, la fuerza de empuje que ejerce el agua sobre el dique iguala su peso. Cuando el hielo se despega en algún punto del apoyo rocoso comienza a filtrar el agua y se inicia el proceso de ruptura, que es irreversible. Esta no se debe a la fractura mecánica del hielo, sino al desarrollo de un canal subglacial”, es la explicación del proceso que realizan desde Glaciarium, el museo de hielo, la fuente científica más consultada por estas horas.
La explicación de los expertos resume: “Al principio el agua se filtra a través de un pequeño canal subglacial, que se agranda por la fusión de las paredes del túnel y el hielo basal en flotación. La presión del agua sigue erosionando el túnel, que se agranda rápidamente por las caídas espectaculares de enormes escamas de hielo desprendidas desde su bóveda y el agua comienza a pasar cual un torrente del lago Rico al canal de los Témpanos”.