El presidente Sebastián Piñera informó a los grandes empresarios que ya no serán favorecidos con un proyecto de ley para rebajar los impuestos a los más ricos de Chile, mientras volvían a registrarse incidentes esta tarde, cuando miles de manifestantes se reunieron en la Plaza Italia, en el centro de Santiago para expresar su rechazo a la política gubernamental.
Luego de reunirse el viernes con el ministro de Hacienda, el líder de la poderosa Confederación de la Producción y el Comercio, Alfonso Swett, declaró que “estamos comprometidos en ser parte de la solución… ya es hora que el dolor lo cambiemos por soluciones con amor”.
Swett, acompañado de otros empresarios, emplazó a sus colegas a dialogar con sus trabajadores tres temas: el endeudamiento familiar, los salarios y el enorme esfuerzo que miles de empleados hacen a diario por llegar a sus trabajos luego de que gran parte del metro de la ciudad fue destruido en las protestas.
Los chilenos tienen un sueldo promedio que oscila entre los US$ 500 y 700 y un salario mínimo de US$ 400, que Piñera ofreció subir US$ 65.
Además, Piñera busca frenar las multitudinarias protestas con un paquete de medidas sociales de mejoras leves y un nuevo gabinete al que incorporó un par de ministros de la centroderecha liberal, incluido el de Hacienda, Ignacio Briones, que se caracterizan por su disposición al diálogo.
El ministro del Interior se reunió hoy con alcaldes de todo el país con quienes el gobierno impulsará diálogos para recoger las opiniones de la ciudadanía.
La manifestación de esta tarde volvió a registrar enfrentamientos con las fuerzas de seguridad chilenas, ya que hubieron corridas, gases lacrimógenos y algunos destrozos en la zona céntrica de Santiago.
Hasta allí llegaron alrededor de medio centenar de personas que caminaron durante dos días y medio desde Limache, 100 kilómetros al noroeste, para unirse a las protestas en la capital chilena.
Además unas 3.000 mujeres vestidas de negro, con claveles blancos en sus manos, caminaron en silencio por la principal avenida de la ciudad, en el contexto del feriado que recuerda a los muertos, en recuerdo de las al menos 20 personas fallecidas desde el comienzo del estallido social.