Esta campaña busca concientizar sobre el cuidado del medio ambiente y, a su vez, colaborar con el merendero que funciona en barrio Palermo.
La solidaridad siempre está a la orden del día en la ciudad y cada vez son más las personas dispuestas a colaborar con quienes realmente lo necesitan.
En este caso, la iniciativa de Carolina Vadell tuvo una gran repercusión y enseguida sumó a Patricia Peruchini y a un grupo de personas en el proyecto de “eco-ladrillos”, una innovadora propuesta para reutilizar residuos plásticos, frenar la contaminación ambiental y ayudar a una institución.
La idea es que la comunidad se sume a esta iniciativa, rellenando botellas de plástico con cualquier tipo de residuos plásticos, papel aluminio o papeles plastificados, como por ejemplo, envoltorios de golosinas, bolsas secas y limpias, empaques de fideos o arroz, entre otras opciones. Ese material se compacta dentro de la botella con la ayuda de una cuchara o varilla de madera. Una vez llena y con el material en su interior bien compactado, se tapa la botella y el eco-ladrillo está listo.
Esos eco-ladrillos son utilizados para fabricar muebles, espacios de jardín, paredes, casas e incluso escuelas. En este caso, todos los que fabriquen los sancristobalenses serán utilizados para construir un espacio en donde funcione el Merendero “Niños Felices”.
Está comprobado que el impacto de los eco-ladrillos es positivo, porque ofrece una solución muy eficiente a un problema, siendo un material de construcción ecológico, de bajo costo y alta calidad.
“Se trata de que la comunidad nos ayude a rellenar botellas de gaseosas con residuos limpios, secos y plásticos resistentes a la biodegradación. No se pueden poner productos orgánicos, pilas, ni nada que se descomponga. Tiene que estar bien comprimido para que sea resistente, porque pensamos levantar las paredes del merendero. Esto ya se hace en otras provincias, es una técnica fácil con lo que desechamos y en una botella entran 500 gramos de basura prensada, es enorme el impacto ambiental que va a tener. Nos atrajo la idea porque se van a beneficiar los chicos del merendero, Jesi y toda la comunidad puede participar”, contó Patri Peruchini.
Esta propuesta llamó mucho la atención de Jesica Rivero quien es la encargada del merendero y del grupo de personas que colaboran con ella y los niños que asisten a su hogar a merendar durante la semana y a almorzar los fines de semana. Sin dudarlo, Jesi aceptó sumarse y ya están comenzando con la campaña y la difusión de este proyecto solidario.
“La respuesta de la gente es súper favorable, más positivo de lo que pensamos. Había gente que lo estaba haciendo en su casa o maestras con sus alumnos que se entusiasmaron, intercambiamos información y se hace a conciencia. Hicimos folleto que vamos a repartir y vamos a ir a las plazas a llevar botellas. Para saber si está bien hecho, un adulto se tiene que parar sobre la botella y si no pierde la forma quiere decir que está perfecta. Elegimos el merendero porque lo necesita, es de chapa y no tiene piso, tienen una lona arriba de la tierra y los días de lluvia los chicos no pueden ir. Es un proyecto ambicioso, pero la idea es levantar paredes y que el merendero tenga su espacio propio”, agregó Patri en la entrevista.
Actualmente, el merendero funciona en la casa de Jesica Rivero que vive junto a su esposo y sus hijos en calle Cochabamba 190 en barrio Palermo de San Cristóbal. Primero, comenzó como un ropero y costurero comunitario, después, inició con el merendero y muchas personas se acercaron a conocer, colaborar y llevar donaciones de alimentos, ropa o calzado para ayudar a los más de treinta niños que asisten allí.
“Un día fuimos por una colecta de ropa y Jesi Rivero nos contó que estaba iniciando un merendero hace un mes y le ofrecía copa de leche a los chicos porque veía la necesidad. Creímos oportuno ayudarla y su sueño era darle de comer aunque sea los fines de semana cuando no hay comedor en las escuelas no. Estamos muy contentos porque se logró mucho, se inició con el proyecto de huerta y ahora con los eco-ladrillos. Agradecemos a la gente que dice sí, nos emociona, Jesi es responsable prolija, ordenada, limpia y le encanta trabajar con materiales reciclables”, comentó Pamela Brillada, colaboradora del merendero y del proyecto.
Por el momento, quienes se sumen a esta iniciativa solidaria y realicen estos eco-ladrillos, los pueden acercar al merendero.
“Todo lo que puedan donar sirve, desde una silla hasta una cocina antigua, o leche para los niños. Muchos me preguntan cómo son y les respondo que son niños como los míos y los tuyos. Es importante ayudarlos y se aceptan todo tipo de sugerencias. Por otro lado, el 16 de noviembre nos invitaron a un evento en el predio de Cataleya, donde van a participar bandas de rock en vivo y se van a destinar fondos recaudados, pedimos un stand para participar para poder hacer visible el merendero y mostrar las actividades que se hacen. Los invitamos a todos a que se sumen”, concluyó Pamela.