Especialistas estiman que 8 de cada 10 adultos tienen síntomas de enfermedad venosa. La importancia de la detección y el tratamiento tempranos.
La temperatura sube y las prendas se acortan dejando más cuerpo al descubierto. Hay personas a las que las várices y arañitas de las piernas les generan incomodidad porque las consideran un problema estético, cuando en realidad pueden ser el primer indicio de enfermedad venosa crónica (EVC), una afección frecuente que de no ser tratada puede tener consecuencias para la salud y disminuir la calidad de vida.
“Se estima que el 80% de la población mundial padece de algún signo de la enfermedad venosa: arañitas vasculares, dolores o várices”, apunta Oscar Gural Romero, jefe del servicio de flebolinfología de la Fundación Favaloro. “Por lo general -añade-, suele a afectar a las mujeres ya que en ellas hay variables que no están en el hombre: variaciones hormonales, embarazos e ingesta de anticonceptivos. Todos estos factores hacen que aumente la incidencia que, actualmente, es de casi el 70% en mujeres y 30% en hombres”.
La enfermedad no se expresa en todas las personas por igual, señala por su parte el cirujano vascular Marcelo Dándolo, también de la Fundación Favaloro, institución que entre el 19 y el 22 de noviembre realizará una campaña abierta y gratuita de detección de la enfermedad.
“Hay un estadío en donde no hay signos visibles y el paciente puede presentar síntomas como pesadez de piernas o cansancio, predominantemente vespertino. En otros, la enfermedad inicia con las famosas arañitas, y en algunos casos progresa a las várices, alteraciones cutáneas y úlceras. Algunos pueden presentar también hormigueo, prurito y edema vespertino, es decir, hinchazón a la última hora de la tarde fundamentalmente en los tobillos”, precisa Dándolo.
Pese a que es una enfermedad frecuente, sólo una de cada cuatro personas consultan al médico y se tratan, estiman los especialistas.