Tina Turner llega hoy a las ocho décadas de vida, retirada de los escenarios y con una plácida vida en un pueblo de Suiza.
Los mitos no parecen envejecer, pero sí lo hacen. Como Tina Turner, quien ha pasado a la historia como una de las cantantes más explosivas que haya pisado un escenario y que hoy martes cumple 80 años. Magnética, efervescente, puro sex appeal. Tina Turner es también otras cosas: por ejemplo, un símbolo de resistencia ante las turbulencias que puede deparar la vida, desde los maltratos de su ex-esposo Ike Turner al suicidio de su hijo mayor.
Anna Mae Bullock (que tal es su verdadero nombre) vive desde hace veinte años en Küsnacht. En el portón de entrada de su villa hiper lujosa se lee: “Ni se le ocurra molestar antes del mediodía. Para entregas tampoco”. Ese cartel bien podría resumir lo que es la vida de la diva hoy, retirada de los escenarios. “No canto. No bailo. No tengo que vestirme”, dijo a un reciente reportaje a The New York Times.
Simplemente, desde ese día de 2013 en el que se retiró para siempre de los escenarios (tras 54 años de carrera), Tina por fin tiene tiempo para ella: “Simplemente me cansé de cantar y de tener que hacer feliz a todo el mundo todo el tiempo”, confesó. “Me pasé la vida haciendo eso”.
El embrujo de la diva
Pese a vivir en Suiza (país del que es ciudadana, después de renunciar a la estadounidense en 2013), la figura de Tina Turner sigue despertando fascinación. Tanto que en 2018 se estrenó en Londres el musical “Tina – The Tina Turner Musical” que actualmente se está representando también en Nueva York y Hamburgo.
El golpe más fuerte
En julio de 2018, Tina Turner recibió un último golpe en su siempre difícil vida personal y familiar con el suicidio de su hijo mayor, Craig Raymond Turner. “Mi momento más triste como madre (…). Tenía 59 años cuando murió tan trágicamente, pero siempre será mi bebé”, escribió la cantante en su cuenta de Twitter el día en que arrojó las cenizas con los restos de Craig Raymond en la costa de California. Agencias