La estrella de 2019 fue un botellón de 1,25 litros de precio económico.
Patricia Ortiz es la presidenta de Bodegas Argentinas, una médica que en 2003 entro al negocio del vino y encontró su lugar en la bodega Tapiz. “Todas las bodegas tenemos mucho excedente, el stock que tenemos es para 8 meses, cuando no debería superar para los 5 meses. Si lo embotellamos, tenemos que comprar botellas y pagarlas en 30 días y si lo vendemos, recién lo cobramos a 120 días”, señaló a BAE Negocios, Ortiz.
El sector exporta el 20% de lo que produce, lo que representa alrededor de US$800 millones en exportaciones. Patricia Ortiz explicó: “No sólo necesitamos más inversión del Estado para promover el vino en el exterior, también baja de aranceles. China importa por US$400 millones y Argentina le vende por apenas, US$20 millones. Encima tenemos 14 puntos de arancel, cuando Chile entra sin aranceles. Nos cuesta mucho competir. Ahora estamos vendiendo mosto y granel”.
Hace unos días, los empresarios vitivinícolas le sacaron punta al lápiz y fueron a ver al economista Matías Kulfas con un listado de pedidos para el próximo gobierno. “Necesitamos que bajen las retenciones, que haya mayores reintegros, tasas que nos permitan invertir, apoyo para llegar a mercados externos, las bodegas impulsamos el turismo, por eso Mendoza es un destino muy elegido. Queremos que se avance con acuerdos de consenso fiscal y mejorar alícuotas de ingresos brutos como la bonaerense”, dijo Ortiz.
El sector está complicado. Francisco Do Pico, vicepresidente de Bodegas Argentinas y director de Relaciones Institucionales del Grupo Peñaflor fue claro: “Una cosa son las cifras de despacho y otra diferente es la de consumo. El consumo de bebidas está golpeado“.
Cuando se les pregunta si hay algún ganador indiscutido en este año, no dudan en mencionarlo, el botellón de 1,25 de Viñas de Balbo, fue sin duda el que más creció. “Es la estrella del año, logró reposicionarse en un sector que en vez de elegir el tetra, se resiste a dejar la botella de vidrio pero sabe ahorrar”, dice un ejecutivo de una bodega competidora.
Alberto Arizu, CEO de la bodega Luigi Bosca, esta preocupado porque los vinos argentinos están por lo menos US$10 más caros que los chilenos y los australianos. “El consumo interno de los productos de la bodega creció un 8% en unidades, la alta gama fue la menos perjudicada. Se está dando una tendencia muy particular, se come más en la casa y la gente se da un gusto con un buen vino o champaigne. Hasta se está imponiendo el contratar chef a domicilios”.
Cuando se le pregunta a Arizu sobre las necesidades del sector, no duda: “Necesitamos volver a recuperar la confianza. Bajar la inflación, saber cómo vamos a financiar el capital de trabajo y una mirada de largo plazo que nos permita poder hacer planes”.
La presidenta de Bodegas Argentinas advirtió: “En 2020 se termina el plan estratégico de la industria, no logró revertir ni la caída del consumo ni la baja en las ventas al exterior. Tenemos que volver a intentarlo”.