Los toman uno de cada tres menores de entre 12 y 14 años, según un relevamiento. Y entre los mayores de 18, nueve de cada diez. Advierten por las consecuencias negativas para la salud
Uno de cada tres chicos de entre 12 y 14 años toma bebidas energéticas acompañadas con alcohol, una estadística preocupante que, en el caso de los mayores de 18 años, sube a nueve de cada diez.
Según un relevamiento realizado por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos, a cargo del defensor del Pueblo adjunto de la Provincia de Buenos Aires, Walter Martello, un tercio de los chicos encuestados reconoció que probó alcohol mezclado con bebidas que tienen una alta concentración de sustancias estimulantes, como cafeína y taurina, y suplementos dietarios.
Para ser exacto, el estudio estableció que el 29,9% de los chicos de entre 12 y 14 años consume estas bebidas energéticas junto al alcohol; mientras que, en los adolescentes de entre 15 y 17, esta estadística sube al 32,5%; y en los mayores de 18 es aún más alto, con un 93,3%.
“En virtud a su carácter de productos de venta libre, los jóvenes que fueron consultados dijeron que accedieron a los energizantes adquiriéndolos en quioscos (52,9%), supermercados (40,3%) y en boliches (6,6%). En éste último caso se está infringiendo la prohibición establecida por el artículo 5º de la ley Nº 14.050, más conocida como ley de nocturnidad, la cual establece que cervecerías, cafeterías, bares y otros sitios públicos donde se desarrollen actividades similares “no podrán, en ningún caso, vender, expender o suministrar a cualquier título, las bebidas que por su fórmula se consideren energizantes y/o suplementos dietarios, durante todo el desarrollo de su actividad”, detalló el informe.
El elevado consumo de estas bebidas sucede, justamente, porque las empresas que controlan la producción y comercialización de bebidas energizantes “desarrollan estrategias para alentar el consumo juvenil mediante la mezcla con jugos frutales y envases tuneados con llamativos colores y dibujos, a los que se suman mensajes que asocian directamente el consumo de estos productos con celebraciones y climas festivos”.
“Se trata de una estrategia muy similar a la utilizada por cerveceras, fabricantes de bebidas blancas y tabacaleras”, sostuvo el estudio, el cual añadió que por más que las mismas no estén mezcladas con alcohol, el sólo hecho de tomar energizantes “conlleva riesgo para la salud, especialmente si quienes consumen son niñas, niños o adolescentes (NNyA)”.
Esta afirmación se sostiene en que, de acuerdo a la Asociación Médica de Canadá, podrían provocar “menor sensación de bienestar, trastornos del estado de ánimo, baja autoestima, depresión, peor rendimiento escolar, mala calidad del sueño, exacerbación del asma, obesidad infantil, aumentos de la tensión arterial, incrementos indeseables de la glucemia, problemas dentales y óseos, y agravamiento de las afecciones cardíacas preexistentes”.
En base a todo esto, Martello afirmó que el observatorio llevó a cabo una serie de recomendaciones para que “el Estado nacional y la provincia de Buenos Aires trabajen en la promoción de la salud y el acceso a la información, así como también desalentar el consumo y proteger a la población vulnerable como es la niñez”, puesto que es “indispensable avanzar hacia una regulación que prohiba la venta de energizantes y complejos vitamínicos a menores de 18 años, y regular la publicidad de este tipo de productos en todos los medios de comunicación”.
Asimismo, el responsable del observatorio sostuvo que existen diversos países, como Francia, Noruega y Dinamarca, donde la autorización de venta de bebidas energizantes se limita sólo a farmacias. En Sudamérica, en tanto, países como Colombia, Chile y Ecuador “también evalúan restringir o limitar la venta libre de estas bebidas”.
Por este motivo, manifestó que, entre otras acciones, en la Argentina debería “prohibirse” o “limitar al máximo” la publicidad de alcohol y energizantes, copiando el modelo de restricción de la publicidad del tabaco.
“A nivel provincial, la regulación del consumo de bebidas energizantes sólo ha prosperado en algunas jurisdicciones del país. Solo se ha implementado en siete provincias, y la letra de las normas son tímidas. Concretamente, Santa Cruz (desde el año 2006), Chaco (2009) y Río Negro (2011) prohibieron la venta de bebidas energizantes a menores de 18 años de edad; mientras que Santiago del Estero (2005), Entre Ríos (2007) y Buenos Aires (2009) prohibieron la venta solo en locales bailables y/o donde se expendan bebidas alcohólicas. En Misiones (2010) se obligó a los comercios a exhibir un cartel advirtiendo que el consumo de energizantes con alcohol es perjudicial para la salud”, finalizó el informe.