En una industria tan criticada por el feminismo, las mujeres le sacan a los hombres una amplia diferencia salarial.
La puja entre la industria pornográfica y el feminismo viene de hace muchos años. Un mundo completamente patriarcal desde sus inicios (donde el hombre somete a la mujer a voluntad y esta queda como el “objeto de deseo”), comenzó a adaptarse de a poco a los cambios socio-culturales de la época.
Hoy en día, en el seno del feminismo tenemos dos corrientes opuestas: la abolicionista que busca acabar con la pornografía; y, la anti censura o, movimiento “prosex”, que pretende adaptarla en lugar de prohibirla.
.Las feministas abolicionistas consideran que, en el porno, la mujer se toma como un objeto al servicio del hombre, que se presenta en una posición denigrante, y que es el origen de la violencia sexual contra las mujeres, ya que hoy en día el porno es la principal fuente de educación sexual de los jóvenes.
Las abolicionistas presentan a las mujeres como víctimas y siempre en una situación de peligro. Esta idea tiene su origen en el feminismo cultural de los años 70, que considera a los hombres predadores sexuales cuya sexualidad es violenta, compulsiva e incontrolable.
Por otro lado, el feminismo pro sex, también conocido como feminismo sexualmente libre, es una corriente que comenzó a principios de los años 80 como reacción al abolicionismo. Esta corriente sostiene que la libertad sexual es un componente esencial de la libertad de las mujeres.
Sin embargo, al hablar de pornografía no hay que olvidar que no es más que un género cinematográfico que tiene la peculiaridad de excitar al espectador, así como cada género busca generar un efecto en las personas. La diferencia es que esta industria está atravesada por el estigma social que hay en torno al mismo.
Por otra parte, un importante número de mujeres dicen estar contentas al realizar pornografía. Estas suelen ser mujeres empoderadas, independientes, que tienen claro que ese es su trabajo, y a las que les suele gustar el sexo sin tener ningún tipo de complejo por ello.
Otra vez, el problema está en la percepción del sexo que se tiene en esta sociedad, como algo oscuro, algo a esconder, algo por lo que nos tenemos que sentir mal o culpables tanto hombres como mujeres.
César Jones, es director de porno hace 20 años. El cineasta, insiste en que, si bien la industria se fue adaptando a los cambios socio culturales, en la pornografía la mujer siempre va a ser “objeto de deseo”. “A lo largo de la historia el rol de la mujer y los personajes que interpreta fueron tan diversos como la cantidad de películas que integran el corpus pornográfico”, comenta y agrega, “La mujer pasó por distintos roles,desde la mujer sumisa como al revés. Tampoco las películas estaban centradas en desnivelar la figura de la mujer, simplemente eran conclusiones que uno podía sacar en el análisis”.
Respecto a la lucha feminista contra la industria, el director asegura que el movimiento feminista “critica al género sin realmente conocerlo”. Sin embargo, confirma que existe una gran disparidad entre mujeres realizadoras respecto a los hombres pero que esto se debe a que “el interés del hombre por el sexo es mucho mayor que el de las mujeres”.
“Esto tiene que ver con las hormonas, la libido natural. Es decir, los diferentes niveles de estrógeno y testosterona. Tenemos niveles de intereses diferentes, pero no quiero sonar polémico, solo exponerlo como algo biológico”, enfatizó César.
Una batalla ganada
Durante muchos años, el porno ha sido una palabra “tabú” entre las mujeres. Hoy en día, el panorama se aggiorna cada vez más a la “nueva era” e incluye a la mujer no solo como objeto de deseo sino más bien, como ser sexual y con poder dentro del encuentro sexual.
Los ejemplos más claros de este nuevo cine, son las directoras Lucie Blush, Paulita Pappel, Erika Lust y, el director Nico Bertrand. Ellos consideraron que había que romper con el “cliché” del porno convencional y hacer películas diferentes, donde la complicidad entre los actores y las actrices sean reales, (no se contentan solo con grabar el clímax masculino). Al mismo tiempo, se trata de un cine realista, con respeto y que rompe con los estereotipos de “belleza”.
Por otro lado, habiendo más actores que actrices, las estrellas del porno son mujeres. Otro dato importante es que en este género que damos por considerado “machista”, y como símbolo de la opresión patriarcal, la enorme brecha salarial es a favor de las mujeres.
“A nivel mundial, las mujeres en el porno ganan entre 3 y 4 veces más que un hombre por idénticas tareas. Por ejemplo, en mi última película, hubo una escena de dos actores y una actriz y, por esa sola escena la actriz cobró 48 mil pesos contra 15 mil que cobraron los actores”, afirmó Jones.
El porno demuestra cada vez más que los feminismos no necesariamente tienen que seguir una moral dogmática. Muy por el contrario: en la celebración de la libertad que busca el feminismo se abren espacios para explorar, cuestionar e inventar nuevas formas de vivir nuestros cuerpos.
Fuente: Info Veloz