¿Es mejor consumir leche orgánica? ¿Los deportistas pueden o no hidratarse con leche? ¿Cuánto hay de mito y cuánto de realidad en ideas tan instaladas en los últimos años?
Desde la Sociedad Argentina de Nutrición nos acercan información para derribar mitos y reforzar datos que son reales y ayudan a tener una alimentación más equilibrada.
Las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) recomiendan ingerir 3 porciones de lácteos por día, preferentemente descremados, en todas las etapas de la vida. Esto se cubre consumiendo 1 taza de 200cc leche, más 200cc de yogur más una porción de queso compacto tipo fresco por día.
¿Pero cuáles son las recomendaciones que debemos tener en cuenta y cuántas podemos dejar en el olvido?
Las nutricionistas Mgt. Marcela Leal y la Lic. Silvina Tasat, asesoran con algunos detalles.
1. Somos los únicos mamíferos que consumimos leche después de la lactancia materna y, por ende, que consumimos leche de otra especie. Verdadero
El hombre como ser racional es la única especie que tiene completo dominio sobre su cadena alimentaria (selección, producción y conservación) y capacidad de elección sobre qué comer, de acuerdo a sus necesidades. En el caso de la leche, el hombre la elige por los amplios beneficios que ofrece para la salud.
A través de los lácteos se obtiene el calcio necesario para formar huesos y dientes, se mantiene la presión arterial equilibrada, los músculos adquieren fuerza y salubridad, ayudan a lograr un nivel de saciedad adecuado y un peso corporal saludable.
2. Los deportistas pueden hidratarse con leche. Verdadero
Después de hacer actividad física, pueden re-hidratarse con leche en remplazo de las bebidas isotónicas o el agua, ya que la ingesta de hidratos de carbono y proteína puede aumentar la recuperación post ejercicio. La leche es una bebida única que provee nutrientes como hidratos de carbono, proteínas, grasas, minerales y vitaminas, es decir, es un alimento completo.
La leche ofrece una cantidad mayor de sodio, comparado con bebidas deportivas, además de que contiene hidratos de carbono en forma de lactosa y proporciona aminoácidos esenciales que la catalogan como fuente de proteína completa.
3. Es mejor consumir leche orgánica o ecológica. Falso
La mayoría de los estudios que comparan alimentos orgánicos con tradicionales, han demostrado que no existen diferencias nutricionales y de seguridad alimentaria ente ellos. Tampoco demuestra que tengan mejor sabor que los convencionales.
4. Si tenés colesterol alto, tenés que dejar de consumir lácteos. Falso
Según estudios científicos, a medida que aumenta el consumo de lácteos disminuye el riesgo de Enfermedad Cardio Vascular y Accidente Cerebro Vascular.
Se ha demostrado, en la investigación de una población adulta, que existe una relación inversa entre el consumo de lácteos y el riesgo de hipertensión.
5. Para bajar de peso tenés que dejar de consumir lácteos. Falso
No se ha encontrado evidencia que lo asocie con el aumento de peso corporal. Hay estudios epidemiológicos que muestran una asociación entre el consumo de algunos lácteos y la prevención de la ganancia de peso a largo plazo.
También existe evidencia de que el consumo de lácteos en dietas hipocalóricas genera mayor reducción de la grasa corporal total y la grasa abdominal.
6.Las personas con “intolerancia a la lactosa” no pueden consumir lácteos. Falso
Actualmente existen en el mercado productos lácteos reducidos en lactosa, como quesos, leches y yogur. Algunos son reducidos parcialmente, al 80% y 90%, mientras que otros son totalmente deslactosados.
De acuerdo con las Guías Prácticas de la Organización Mundial de Gastroenterología, los probióticos contenidos en el yogur mejoran la digestión de la lactosa y reducen los síntomas de intolerancia.
7. El consumo de lácteos puede generar alergias alimentarias. Verdadero
Durante el primer año de vida, la proteína de la leche de vaca suele ser la primera proteína a la cual se enfrentan los niños, a través de la lactancia materna o sin ella. Por eso, constituye la forma de alergia alimentaria más frecuente en los primeros meses de vida, y su prevalencia oscila entre el 2 y 7,5%. Esta situación disminuye progresivamente hacia la edad adulta.
La mayoría de los niños adquiere tolerancia luego de 1 a 2 años de tratamiento, y por experiencias clínicas, se conoce que el 95% de ellos lo logra a los tres años. La alergia se genera en pacientes predispuestos.