El pasado fin de semana se comenzó a implementar el uso de un nuevo narcolímetro en Rosario, un dispositivo que permite agilizar y economizar la prueba de consumo de estupefacientes en la conducción. En tanto, las autoridades municipales anunciaron que se prepara la licitación para adquirir un aparato más. En este marco, se cumplieron tres años del comienzo de este tipo de tests en la ciudad.
La secretaria de Control y Convivencia, Carolina Labayru, informó que se trata de un DDS2 Allere, comprado a Inglaterra, que es utilizado en todo el mundo, no sólo en relación al tránsito. Además explicó que el aparato facilita la realización de la prueba.
“Tal como lo expuso el intendente Pablo Javkin, el control es una de las prioridades de esta gestión municipal y en este sentido trabajamos desde la secretaría, dándole mayores recursos tecnológicos a nuestros agentes a la hora de ejercer el cumplimiento de las normas en el tránsito”, destacó la funcionaria.
Y amplió: “Los controles de narcolemia ahora disponen de este nuevo aparato, que otorga agilidad y precisión, y permite una mejora en la promoción de condiciones seguras en la circulación urbana; y además, se preparan actualmente las licitaciones para la compra de un ejemplar más”, que será destinado a fortalecer el control en el sistema de transporte público.
Debutó con dos positivos
Por su parte, el director general de Tránsito, Gustavo Adda, dio precisiones sobre el dispositivo. “Este nuevo narcolímetro debutó este fin de semana con dos test positivos de cannabis y cocaína, permitiendo quitar de circulación ambos vehículos cuyos conductores representaban un verdadero peligro para el tránsito”, comentó.
Y puntualizó que el aparato reduce el tiempo de duración de la prueba. “Los test que venimos haciendo llegan a tardar unos 20 minutos, y los que se concretan con el nuevo aparato rondan en 5 minutos”, advirtió.
Otro aspecto a favor es el costo. Mientras el actual narcotest cuesta 56 dólares, el recientemente incorporado conlleva un gasto de 18 dólares, de acuerdo a lo expuesto por el funcionario. Además, es más pequeño y por lo tanto más cómodo para el uso de los inspectores.
En ese sentido, Adda advirtió que el mecanismo es similar al otro, ya que consiste en un hisopado de saliva, con material descartable, de la persona al volante. Dicha muestra se inserta en un medidor que determina si la persona está bajo los efectos de alguna sustancia en ese momento.
Vale remarcar que la medición no determina si el conductor consumió en días previos ni registra drogas que son suministradas regularmente bajo tratamiento médico, y que bajo su supervisión se establece su compatibilidad con la conducción vehicular.
El medidor se encuentra previamente configurado y el mismo ya posee los niveles de cortes correspondientes así que sólo determina el positivo o el negativo con respecto a las sustancias.
La medición se realiza sobre seis familias de sustancias cuyos efectos alteran las facultades de manejo: cannabis, cocaína, opiáceos, anfetaminas, metanfetamina y benzodiacepinas.
El test está a cargo de inspectores de tránsito y personal médico especializado. Se lleva a cabo de forma preventiva y siempre que lo disponga el profesional ante determinados síntomas o bien, lo requiera cualquier autoridad competente en materia vial y judicial.