Muchas veces, por el estrés del día a día y las prisas por cuestiones diversas, no concedemos el tiempo necesario a nuestras comidas y, sucede a menudo que, en cinco o diez minutos nos hemos “terminado el plato”. Comer rápido significa no masticar bien, un hecho que es más importante de lo que pensamos, ya que, una adecuada masticación es vital para realizar una buena digestión.
Masticar bien nos permite conseguir una adecuada fragmentación del alimento ingerido para que pueda deglutirse adecuadamente, y que se pueda mezclar con los jugos salivares para dar comienzo a la digestión que luego continuará en el estómago con los jugos gástricos, proceso que se verá facilitado si los alimentos llegan a él más fraccionados gracias a la masticación correcta.
Las personas que realizan una ingesta rápida y con inadecuada masticación suelen presentar mayores molestias digestivas a modo de pesadez, distensión abdominal, sensación de gases y digestión “pesada” o lenta, y además, tienen menor sensación de saciedad y comen mayor cantidad de comida, por lo cual, estaría favoreciendo a un aumento de peso. Es por ello, que para cuidar o bajar de peso, se recomienda comer despacio, masticando correctamente.
Si bien, la absorción de los nutrientes se realiza a nivel del intestino delgado, en este sitio, se completa la fase de la digestión por las enzimas secretadas por el páncreas. Si la fase oral (masticación) es insuficiente, los carbohidratos y las grasas no llegan al intestino delgado adecuadamente procesados, de manera que se tiene que intensificar el trabajo del páncreas para garantizar que se completa la digestión y los nutrientes puedan ser adecuadamente absorbidos, por lo cual estamos forzando a este órgano en sus funciones.
Hay cuatro aspectos fundamentales que debemos considerar para una masticación correcta:
1- Tener una adecuada higiene bucal: La falta de piezas dentarias, la presencia de heridas en la mucosa y/o caries dentales dificultan la masticación, de manera que la comida se fragmenta insuficientemente, y además eleva el riesgo de mala digestión o atragantamiento.
2- Comer despacio, dando el tiempo suficiente para la masticación e ingerir trozos de alimento pequeños para que puedan ser masticados con facilidad.
3- Evitar comidas a temperatura inadecuadas, prefiriendo aquellas templadas, que resultan mas agradables al paladar.
4- Evitar hablar mientras comemos: cuando lo hacemos ingerimos mayor cantidad de aire y no realizamos una adecuada masticación.
La masticación es la primera etapa de la digestión de los alimentos, por lo cual, es fundamental que prestemos atención a dicho proceso, ya que puede repercutir en todo el tracto digestivo, provocando malestares y alteraciones diversas.
Romina Krauss-Nutricionista M.P. n° 147