La infección urinaria en bebés es de las más frecuentes, y detectar sus síntomas a tiempo y saber cómo prevenirla, es la clave para el bienestar de los niños.
Se la considera como una de las infecciones bacterianas más frecuentes, pero un diagnóstico a tiempo puede ayudar a empezar el tratamiento y evitar que se agrave. Para ello, se debe saber todo sobre la infección urinaria en bebés así se está atentos, ya que los síntomas a veces pueden pasar desapercibidos.
Infecciones urinarias en bebés: Cistitis y Pielonefritis
La infección urinaria es una enfermedad que consiste en una inflamación de cualquier parte del sistema urinario. Puede ser en los riñones, uréteres, vejiga o uretra, debido a alguna infección por bacterias que se localizaron en la orina. Si la infección es de los riñones se llama pielonefritis (que se la reconoce como la versión más grave) y si solo es de la vejiga urinaria, es la conocida cistitis.
El mayor riesgo que tienen las infecciones urinarias es que pueden llegar a pasar desapercibidas, sobre todo en los niños menores de 2 años, porque sus síntomas de alarma no se manifiestan como en los adultos. Esto, lo que hace es que se pueda retrasar el diagnóstico y acabar provocando daños en el riñón en forma de cicatrices, dando lugar luego a problemas en la vida adulta.
Afortunadamente, un diagnóstico precoz acompañado de un tratamiento con antibiótico de los que se disponen actualmente, pueden ayudar a evitar que esto ocurra. En general, después de que los padres pasan este mal momento, es importante saber que se produce una recuperación plena en el niño, sin llegar a tener mayor trascendencia.
Síntomas según las edades
Los síntomas de la infección urinaria dependen mucho de la edad. En los menores de 1 mes puede llegar a provocar un sueño excesivo, decaimiento o irritabilidad, como así también falta de apetito, vómitos, ictericia intensa (que es cuando la piel toma un color muy amarillo), falta de incremento en el peso, fiebre o al revés una hipotermia (donde la temperatura es menor de 35º C).
Hasta los 2 años, se puede advertir con falta de apetito, donde el niño no gana peso, hay vómitos, dolor abdominal, irritabilidad, un sueño excesivo o fiebre pero sin causa aparente. En niños que ya son mayores de 2 años, además de los síntomas anteriores, puede haber dolor o escozor al orinar, con la sensación de ganas de orinar e ir muchas veces y el dolor en la zona baja del abdomen, el costado o lumbar.
Estos síntomas descritos, aparecen de poco y cuando se detectan conviene pedir un turno con el pediatra habitual, que se supone que ya conoce mejor el historial médico del niño. Lo que sí hay que saber, es que si el bebé es muy pequeño, menos de 2 o 3 meses y llegara a tener fiebre o estar decaído, hay que ir directamente a Urgencias del centro de salud o del hospital.
Infección por bacterias
La infección de orina la producen unas bacterias que son de origen intestinal y están en la zona perineal (es la zona que está alrededor de los genitales y del ano) y que suelen comúnmente penetrar en el trayecto urinario desde abajo, por la uretra, ascendiendo hacia la vejiga y hasta incluso, sobre todo en los menores de 2 o 3 años, hasta el riñón. La bacteria más frecuente es la Escherichia coli y otros patógenos son Proteus y Klebsiella.
La infección de orina es mucho más frecuente en los niños menores a 1 año, probablemente sea debido a la fimosis natural (es la estrechez del prepucio) que tienen, donde se acumulan las bacterias si no se mantiene una higiene cuidadosa. Ya a partir de los 3 años es mucho más frecuente en las niñas, porque hay menos distancia entre el exterior y la vejiga.
¿Cómo se previene la infección de orina?
Hay consejos básicos que se pueden tener en cuenta para que un bebé prácticamente pueda estar a salvo de sufrir una cistitis o pielonefritis. Una buena higiene genital es importante para evitar infecciones.
La infección urinaria es una enfermedad que requiere de un tratamiento médico y se debe colaborar. Si el bebé tiene fiebre hay que darle un antitérmico (con paracetamol o ibuprofeno) mientras se espera a ver al pediatra habitual. Conviene también siempre darle de beber toda la cantidad de líquidos que se admita.
A veces con los síntomas que solo se le cuentan al pediatra, si no encuentra otra causa va a necesitar un análisis de orina y posiblemente uno de sangre. El análisis de orina se basa en el examen y cultivo para diagnosticar la presencia de bacterias y se podrán ver los signos típicos de una infección más o menos grave.
Un tratamiento con antibiótico se considera en todos los menores de 1 mes, casi todos los menores de 3 meses y los mayores de 3 meses. Siempre que estén muy enfermos ingresan a un hospital para ser tratados con antibióticos.
Cuando aparecen posibles complicaciones en adultos, es cuando no se hace el diagnóstico a tiempo o no se trata, y es la conocida lesión del riñón con cicatrices, que en la edad adulta puede llegar a provocar insuficiencia renal o hipertensión arterial. Por eso, es tan importante reaccionar y buscar las soluciones médicas a tiempo.