A menudo sucede que los perros construyen una excelente relación con sus veterinarios de cabecera al punto tal de dejarse hacer cosas que sus dueños ni se animarían a intentar.
Obviamente al ser profesionales se supone que adquieren esa capacidad de tratar a nuestras mascotas, pero en este caso la mirada del perrito que está siendo atendido, demuestra que hay algo más allí que una relación estrictamente profesional.