El comisario Néstor Gómez Ocampo andaba en el vehículo oficial en la ciudad de Trelew, provincia de Chubut, y sufrió un robo, cuando lo dejó estacionado en las inmediaciones de la feria que se realiza en el barrio San Martín.
Fue en una calle próxima a las instalaciones de la parroquia Nuestra Señora de la Paz.
Ahí, un delincuente le rompió uno de los vidrios delanteros y se apoderó de todo lo que el jefe policial, que es subjefe en Trelew, había dejado en la cabina.
Es así que le llevaron un equipo de comunicaciones portátil con la frecuencia policial, una campera, al menos dos celulares y se decía, una cartera con documentación.
Cuando Gómez Ocampo regresó al vehículo descubrió el hecho y enseguida llamó a la Seccional con jurisdicción en el lugar –que es la Comisaría Segunda—para que se acerque el oficial de servicio a realizar las actuaciones de rigor.
Insólitamente, no solo no lo atendieron en las repetidas ocasiones que discó el número de la dependencia, sino que, cuando logró comunicarse se identificó como el subjefe de la fuerza, dio cuenta de lo que le había sucedido y pidió que mandaran un móvil, pero el patrullero tardó más de media hora en llegar.
En la Jefatura, más allá de la indignación que causó el hecho y lo que ocurrió después, estarían pensando en realizar profundos cambios en la Comisaría Segunda..