Un gusano carnívoro de origen argentino denominado “Obama nungara” encendió las alarmas en varios países de Europa. Según un estudio, la especie -que pone en peligro a la biodiversidad- llegó al Viejo Continente por el comercio internacional de plantas, ya que tanto adultos como larvas pueden viajar fácilmente en macetas.
El primer informe de esta invasión fue realizado por el Museo Nacional de Historia Natural de París y publicado en la revista PeerJ. Allí reveló la presencia de la especie en 72 de los 96 departamentos de la Francia metropolitana, un área que representa el 75% del país.
Su nombre significa “plano como una hoja” y sus especímenes en su mayoría son de color marrón oscuro, con una medida de entre 5 y 10 centímetros. La especie está presente en jardines de Francia, Gran Bretaña y España. También se registró su presencia en la isla de Córcega y en Suiza.
El documento también detalla que hay tres clases de este gusano: dos en la Argentina y una en Brasil. Solo una de ellas está presente en Europa: “La especie argentina es la única fuente de esta especie invasora en Europa”, indicaron. “Una vez que una especie está en un jardín, puede moverse muy lentamente e invadir el jardín vecino en unos meses”, explicó Jean-Lou Justine, director del estudio y profesor del Museo de Historia Natural de París.
De acuerdo con el investigador, es “un fenómeno clásico para las especies invasoras”, con una presencia “discreta al principio” y que “sólo lo notamos cuando ha invadido una parte completa del territorio”. Respecto del gusano en cuestión, Justine contó que “una de las sorpresas fue no encontrarlo en altitud”, en departamentos y edificios. “Probablemente porque las noches son demasiado frías allí”, especuló.
Sobre la multiplicación del Obama nungara, el profesor explicó: “Invasivo no es sinónimo de dañino; significa que la proliferación se vuelve muy visible y que es potencialmente peligrosa para el ecosistema”. “Si es un depredador, necesariamente disminuirá la población de lo que come, como caracoles y lombrices”, advirtió el científico.
Por ese motivo en Europa ya lo consideran “una posible amenaza para la biodiversidad de los animales nativos y la ecología del suelo”, aunque aclaran que “el impacto ecológico aún no se ha estudiado”.