Mataleón. Así se llama la toma que la perito de la familia, Virginia Creimer, cree que le aplicaron a Carlos Orellano, el chico que fue a bailar a un boliche en La Fluvial y cuyo cuerpo apareció en el río Paraná.
Creimer avaló lo dicho por Edgardo Orrellano, el padre de Carlos, que sostuvo que a su hijo lo mataron y que cuando cayó al río estaba “prácticamente muerto”.
Es que según la perito, lo que se puede determinar luego de la autopsia es que el cuerpo tiene “politraumatismos, múltiples lesiones en cráneo y hombros”, que son congruentes con la “maniobra de detención y aprehensión” que realizan fuerrzas seguridad y patovicas conocida como “mataleón”.
Esa toma, explicó, “produce una comprensión intrínseca del cuello”, pero que deja lesiones en otros lugares del cuerpo. Distintos artículos sostienen que la maniobra mataleón consiste en realizar una estrangulación sanguínea o aérea (respiratoria) al cuello del oponente, que tiene su rigen en las artes marciales, y que puede resultar fatal.
La sospecha de la perito no es solo que le aplicaron esa toma a Orellano, sino que hubo además una tercera persona que lo golpeó, algo que se funda en que el cuerpo presenta “múltiples lesiones en dorso y espalda”.
De todos modos, la perito aclaró que el “análisis objetivo de las lesiones que se encontraron” permite llegar a una conclusión preliminar, pero para tener certeza plena de la causa específica de la muerte hay que esperar los resultados de los análisis complementarios.
Esos análisis, dijo, se deben realizar fuera de Rosario, en el laboratorio de la Corte Suprema de la Nación, ya que después de “los abusos y malos trataos” que dijo haber sufrido antes y durante la autopsia no le resultan confiables ni la Justicia provincial ni el Instituto Médico Legal.
En ese sentido, aclaró que el hecho de que haya firmado el acta de la autopsia no implica que ella opine que se hicieron las cosas bien.
Y remarcó que sufrió obstrucciones para realizar su tarea junto a su equipo, en el marco del protocolo de Minesotta, y puso el ejemplo de las agresiones sufridas por su fotógrafa, a la que “corrieron” incluso con palabras fuera de lugar. Según ella, el hombre que filmó la autopsia le dijo: “A ver, mi amor, si te corrés”.