El genocida se quitó la vida junto a su esposa Eva Braun. Sin embargo, durante años se sostuvo el mito de su posible huida al sur de Argentina.
Adolf Hitler, el mayor genocida del Siglo XX, se suicidó de un disparo en la cabeza, el 30 de abril de 1945, en uno de los hechos más polémicos de la historia, ya que desató la hipótesis sobre su huida en un submarino a Sudamérica, posiblemente a la Argentina, que hasta ahora no pudo ser confirmada.
Según la versión oficial, Hitler se suicidó junto a su esposa Eva Braun, quien se envenenó con cianuro cuando las tropas rusas estaban llegando al búnker subterráneo del dictador alemán, ubicado en la Cancillería en Berlín.
La muerte del genocida, que desató la Segunda Guerra Mundial tras invadir Polonia en septiembre de 1939, provocó luego las más fantasiosas leyendas y teorías entre sus detractores y posibles simpatizantes, que fueron creando el mito sobre su posible huida a Sudamérica.
Los cadáveres de Hitler y su esposa fueron rociados con nafta y prendidos fuego por soldados del cuerpo de combate de élite SS en los jardines de lo que era esa sede de gobierno.
Los servicios de inteligencia soviéticos, que tomaron el búnker, aseguraron durante años que se habían llevado una de las pocas muestras que quedaban de los restos de Hitler.
A mediados de mayo de 2018, la publicación European Journal of Internal Medicine informó que un grupo de patólogos franceses había confirmado en Moscú que pertenecían a Hitler un conjunto de dientes guardados desde el final de la Segunda Guerra Mundial, según la cadena BBC.
“Hitler murió en 1945 en Berlín y sus restos están en Moscú”, dijo Philippe Charlier, el investigador principal del estudio, en la red social Twitter.
Cuando se suicidó a los 56 años, tras matar también a sus tres perros, solo le quedaban unos pocos dientes, de acuerdo con los informes de su dentista personal, Hugo Blaschke, y su asistente, Kathe Heusermann.
Los análisis realizados en los dientes no tenían rastros de carne, lo que a criterio de estos investigadores franceses es coherente con el hecho de que el genocida era vegetariano.
A mediados de febrero de 2016, History Channel publicó una información sobre el hallazgo de un túnel que conectaba el búnker de Hitler con el aeropuerto de Berlín, según el cual pudo haberse facilitado el posible escape del dictador a la Argentina.
“Creo que son mentiras. No creo que estas pruebas sean suficientes, puedo estar equivocado”, afirmó el director de la oficina de Jerusalen del Centro Simon Wiesenthal, Efraim Zuroff, en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias.
El representante de esta organización señaló, además: “Lo único que puedo garantizarles es que Hitler está muerto”.
Nacido el 20 de abril en Braunau, Austria, Hitler fue herido y gaseado durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). En 1920 se convirtió en el jefe de propaganda del Partido Nacionalsocialista (nazi).
En 1923 pasó nueve meses de cárcel por encabezar el “putch” (golpe) de la cervecería de Munich, durante los cuales escribió su autobiografía llamada “Mein Kampf” (Mi lucha) en la que confiesa su antisemitismo y su proyecto de construir la Gran Alemania.
En las elecciones parlamentarias de 1930, los nazis se convirtieron en el segundo partido de Alemania.
En 1932, Hitler perdió la carrera a la presidencia pero el mandatario alemán, Paul von Hindenburg, le ofreció la cancillería (jefatura de Gobierno).
Hitler adoptó el título de führer (líder) y empezó a tomar medidas antisemitas que culminan con el Holocausto que causó la muerte de alrededor de seis millones de judíos, además de otras minorías.
Antes de invadir Polonia, la Alemania nazi se anexó la región de los Sudetes de la ex Checoslovaquia y Austria.