El consumo mutó para mal en tiempos de cuarentena
La irrupción del coronavirus obligó a instaurar un aislamiento obligatorio en varios países alrededor del mundo. Esto, a su vez, produjo un efecto en el consumo que no todos esperaban: una angustia oral de niveles globales al momento de comprar alimentos.
Por ejemplo, muchos salieron a comprar para abastecerse por mucho tiempo. Otros, para no sufrir un aumento en los precios ante la excesiva demanda. Pero otros, literalmente, salieron en busca de alimentos chatarras, golosinas y un incremento evidente en el consumo de harina.
Por ejemplo, en España, al decretarse el estado de alarma, el pasado día 14 se podía ver estanterías en los supermercados sin papel higiénico, carritos llenos de estos productos, arroz, pastas y legumbres. Con el correr de los días, comenzó una nueva oleada pero de otro tipo. Una especie de angustia oral aplicada al consumo en medio del coronavirus.
Consumo chatarra
Los centros comerciales registraron más compras en alimentos como aceitunas -creció casi un 100 por ciento-, papas fritas con un incremento del 87%, chocolate, cerveza y demás productos que en promedio tuvieron una demanda que se potenció en más del 65%.
De acuerdo a la consultora de consumo Gelt, citada por la agencia ANSA, el sorpresivo dato es cómo se cuadriplicó el consumo de harina. La explicación, desde algunos sectores, es que la cuarentena llevó a muchas familias a cocinar panes y tortas.
El mismo dato manejan en empresas de delivery como Glovo, que constató desde el inicio del aislamiento, la venta de 7.500 paquetes de harina y 4.000 de levadura en todo el país europeo. Además, las estadísticas reflejan que las personas “comenzaron a salir menos tiempo a la calle”.