Miguel Pesce dijo que la fuga al dólar es por sumas marginales. Eso es porque el BCRA “resolvió” limitar el acceso a los pesos de los titulares de cuentas; dejó librado a los bancos minoristas que ejerzan esa limitación sobre lo que es propiedad de su clientes.
Muchos argentinos recuerdan con suma claridad una fecha: 3 de diciembre de 2001, el día en que nació el “corralito” en la Argentina, durante la presidencia de Fernando de la Rúa y siendo su ministro de Economía, Domingo Cavallo. Desde entonces la imagen del “corralito” ha provocado resquemores en toda la ciudadanía.
Este lunes hubo algunos incidentes en la city santafesina, como en todo el país, porque según las disposiciones del BCRA, las personas físicas o jurídicas (empresas) no pueden hacerse de pesos en efectivo, salvo el límite diario de $ 15 mil que autoriza por cajeros automáticos o vías alternativas (cajeros de supermercados, por ejemplo) la autoridad monetaria, tal como lo adelantara El Litoral el jueves pasado.
Cabe recordar que luego del cierre de las sucursales dispuestas por la cuarentena obligatoria, desde hoy los bancos comenzaron a ampliar la atención al público para diversas actividades tales como “apertura de cuentas, gestionar un préstamo, presentar documentación, acceder a las cajas de seguridad, hacer gestiones vinculadas a las cuentas, tanto de personas como de empresas. Ahora se suma la posibilidad de realizar operaciones en dólares, tanto para el depósito como extracción”, sin embargo persiste deliberadamente la limitación al acceso a los pesos en efectivo.
De acuerdo con la resolución del Central conocida el pasado jueves se habilitó el retiro por cajero automático de 15.000 pesos para todas las cuentas, sin cobro de comisión más allá de la entidad bancaria de donde haga el retiro. El valor tope fue la referencia elegida, pero algunas entidades autorizan el retiro de hasta 30.000 pesos. ¿Qué pasa con montos superiores a estos de referencia?.
Contener la fuga
El BCRA ya había advertido que “en el caso grandes volúmenes de efectivo, cualquiera sea la actividad, se deberá acordar con la entidad la forma en que podrá depositar o extraer billetes”. Así los clientes que hoy fueron a buscar dinero se encontraron con diversas explicaciones -antojadizas y hasta contradictorias- que impidieron acceder al dinero que no pertenece a los bancos sino a los ahorristas.
Y no es por falta de billetes; todo lo contrario. Precisamente el BCRA ordenó a los bancos a subir las tasas que ofrecen por los plazos fijos. Pero el 21 % obligatorio sigue estando muy por debajo de las proyecciones de inflación, y naturalmente nadie quiere perder plata graciosamente.
El “contado con liqui” (más de $ 105 ayer) y el Blue (104) presionan al dólar oficial de $ 62 (sin impuesto) en medio del proceso de inflación y recesión. El gobierno no quiere que los ahorristas usen el camino legal (o el ilegal) para fugar al dólar con los plazos fijos que no renuevan. Y por eso mantiene el “corralito” de hecho sobre depósitos en pesos.
Las tasas con piso
El Central determinó el viernes que las entidades financieras deberán pagar por los plazos fijos menores a 1 millón de pesos una tasa, como mínimo, equivalente al 70% de la tasa de política monetaria, que hoy está en 38%. La medida que apunta a frenar el desarme de depósitos a plazo fijo y evitar que más pesos se vayan al dólar.
Coincidencia o no, las medidas adoptadas por el Banco Central como las explicaciones que dan los bancos conducen a un resultado idéntico: que no haya pesos en la calle para que no se siga disparando la divisa norteamericana.